Ahí
queda eso. Otro matutino más que me hace muchísimo más llevadero este etéreo
tránsito de la vida, fugaz según se mire, siempre fluyendo en armonía, jamás
remando contra su natural devenir. Y con los que aprendo alguna que otra
lección magistral en sus aulas, divirtiéndome además cual chavalín. Así que ya
paso en un suspiro a lo meteorológico, que no quiero que se me alargue y aburra
innecesariamente: en este martes y trece en el que estamos embarcados, y no sé
si casados, hoy toca sol, nubosidad que va a más y que tal vez deje alguna
tímida precipitación vespertina, viento in crescendo, suave helada madrugadora
y 10ºC de máxima prevista por los madriles.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo la película documental "Ganar
el viento" ("Et les mistrals gagnants"), de
Anne-Dauphine Julliand. Es el debut en el largo de esta directora francesa, que
sabe muy bien de lo que habla, pues lo padeció en carne propia, en alma propia
más bien (su hija murió a los cuatro años de grave enfermedad). Os la
recomiendo desde ya, si es que no os tira para atrás su aparente temática.
Se
nos narra una ráfaga de la vida de varios niños con graves enfermedades, raras
e incurables. Les vemos en episodios de su día a día, en el hospital, en el
colegio, en el recreo, con su familia, sufriendo en algunos momentos, pero
sobre todo disfrutando de la vida como solo lo saben hacer los niños.
Una
espléndida película (nota: 8), contada desde el
punto de vista de los críos y que aunque pudiera parecer lo contrario, gracias
a su modo de mirar, es todo un canto a la vida, sin ápice de morbo, a
disfrutarla mientras nos deje, que incluso la peor enfermedad no debe ser óbice
para jugar y reír, y amar, como niños si fuera preciso. Emotiva sin
sentimentalismo rastrero (me puso los congojos de corbata, bien apretada, un
par de veces), plena de optimismo vital, aun teniendo presente que el final es
inevitable, algunas de las infantiles reflexiones son toda una lección de vida
para adultos hechos y derechos, sanos o enfermos. Por tanto, imprescindible. Es
más, terapéutica.
Ahora
ahí os dejo unas citas de sabiduría ajena que he atrapado de entre las que
fluyen por los aires que me circundan, comenzando por una de la propia
directora del film hoy glosado:
- "Nos convertimos en adultos en el
momento en el que empezamos a ser conscientes del tiempo que nos queda. Los
niños, en cambio, viven el momento y tratan de disfrutar de cada cosa que hacen
sin pensar más allá".
(Anne-Dauphine Julliand).
- "Soy más amigo del viento,
señora,
que de la brisa...
¡Y
hay que hacer el bien deprisa,
que
el mal no pierde momento!". (José
María Pemán).
- "No perdáis el tiempo ni en llorar el
pasado ni en llorar el porvenir. Vivid vuestras horas, vuestros minutos. Las
alegrías son como las flores que la lluvia mancha y el viento
deshoja". (Remy de Gourmont).
- "El hombre es como la espuma del mar,
que flota sobre la superficie del agua y cuando sopla viento se desvanece como
si no hubiera existido. Así arrebata la muerte nuestras vidas". (Khalil Gibran).
- "La vida es como una leyenda: no que
sea larga, sino que sea bien narrada, es lo que importa". (Séneca).
Besos
y abrazos,
Don.
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