No
sé, no recuerdo, cual fue el matutino original, perdido en la noche de los
tiempos, en la de mi oscura caverna craneal que apenas recuerda aquello, y del
que no queda constancia escrita, junto con algunos más que le siguieron, pero
estimo que está en la prehistoria de este siglo, en un punto indeterminado de
fines del pasado, en concreto del año 1999. El primero del que sí tengo
constancia documental, rescatado de entre los arqueológicos escombros de un
buzón perdido, es este del 28 de octubre de 1999. A partir de ahí, con alguno
que otro más de los inminentemente siguientes también perdidos de los anales
blogueros, fiel regularidad que fue a más en su metódico almacenamiento para la
posteridad. Al respecto de estos días de invierno, tras las nevadas, hace tanto
frío que no apetece salir de la cueva hogareña y sí arrimarse a la fogata
radiadora cual mimoso minino, con mínima de -3ºC y máxima de +6ºC para hoy por
los madriles, pero habrá que salir a cazar mastodontes para no acochinarse en
tablas, para no acobardarse de frío.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo una de animación, de las que utilizan la ancestral técnica del stop
motion con muñecos de plastilina, aunque con algunos añadidos digitales. Se
trató de "Cavernícola" ("Early man"), de Nick Park.
Está hecha por el británico estudio de animación Aardman, especializados en
esta técnica. Aparte de algunos cortos de Wallace y Groomit, había visto con
anterioridad otros cuatro largos de la factoría Aardman: "La oveja Shaun: La película" ("Shaun the sheep:
The movie", 2015), "¡Piratas!" ("The pirates! Band of misfits",
2012), "Wallace y Gromit: La maldición de las verduras"
("Wallace y Gromit: the curse of were-rabbit", 2005), y "Chicken run: Evasión en la granja" ("Chicken
run", 2000). Las mejores para mí, con diferencia, son la de la oveja y la
de los pollos.
Los
miembros de una tribu de cavernícolas de la Edad de Piedra, panda de
inadaptados que apenas ha evolucionado, ven su mundo derrumbarse al chocar con
otra tribu más avanzada, de la Edad del Bronce, que les expulsa de su
territorio para conseguir el cobre de sus tierras. Un joven troglodita con más
inquietudes que el resto de sus brutotes y tontorrones congéneres descubre que
sus antagonistas juegan a un juego sagrado (el fútbol) al que sus antepasados
jugaban pero dejaron de practicar, como así lo atestiguan los petroglifos de
sus cuevas, así que les retan a un partido para tratar de recuperar sus
tierras, en lugar de liarse a cachiporrazos.
Una
película regularcita (nota: 5), cuya historia es
simplona, pero de maravillosa técnica de animación, podría decirse que
encantadoramente arcaica, y con algunos golpes sueltos muy divertidos y
ocurrentes. Y como siempre en la factoría Aardman, plena de guiños cinéfilos.
Esta vez, por ejemplo, entre otras de temática futbolística, a "Gladiator" (2000) de Ridley Scott, con futbolistas
cual si fueran gladiadores, en un combate desigual de piedra contra bronce,
aficionados frente a cracks galácticos, equipo versus individualidades,
parodiando el mundo futbolero.
Ahora
unas citas de sabiduría ajena, supongo que no lapidarias, que ya estamos en la
era de internet, y que espero den buen juego:
- "La civilización es, entre otras cosas,
el proceso por el que las primitivas manadas se transforman en una analogía,
tosca y mecánica, de las comunidades orgánicas de los insectos
sociales". (Aldous Huxley).
- "Un país habrá llegado al máximo de su
civismo cuando en él se puedan celebrar los partidos de fútbol sin
árbitros". (José Luis Coll).
- "El fútbol es un milagro que le
permitió a Europa odiarse sin destruirse".
(Paul Auster).
Besos
y abrazos,
Don.
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