¡Buenos días!
Lo veo de lejos, no
precisamente en televisión, oculto tras la oscuridad de la noche, o de una sala
de cine, o de la ósea cámara oscura en la que habitan mis neuronas, a este
matutino que ha esperado su oportunidad de ver la luz en cuanto esta mañana
llegó, para tratar de dar a conocer a quien quiera saber lo que por allí pasó,
sin efectismos ni truculencia, por supuesto. Tras unos pocos lluviosos días, el
crudo invierno acecha de nuevo, y en breve, por doquier, más cuanto más al
norte, nos hará tiritar de noche y de día, con mínimas bajo cero y máximas que
poco se elevarán de los 0ºC... y nieve, por supuesto, donde se deje caer.
Ayer por la tarde me dejé
caer por el cine, y estuve viendo "Nightcrawler",
de Dan Gilroy, y con Jake Gyllenhaal, Rene Russo, y Riz Ahmed. Es el debut como
director de cine de este también guionista y productor.
Un joven sin escrúpulos
lleva tiempo buscando trabajo sin conseguirlo, y mientras tanto se dedica a
robar para sobrevivir (hilo de cobre, tapas de alcantarilla, vallas metálicas,
etc.). Tras uno de estos robos, se encuentra con un accidente de tráfico y ve
como unos camarógrafos freelance toman imágenes mientras actúan policías, ambulancias
y bomberos. Charla con ellos y toma la decisión de que podría ser un lucrativo
negocio, así que roba una bici y con el dinero de la venta se compra una cámara
de vídeo para introducirse en el mundo de grabar y vender imágenes truculentas
a las televisiones sensacionalistas y sus programas basura. Se ha convertido en
un nightcrawler (especie de nocturno paparazzo televisivo). Es muy espabilado
(demasiado) y aprenderá muy deprisa.
Una estupenda película (nota:
8), de preciosa fotografía (toda nocturna), sobre un despreciable
sabandija, un carroñero carente de empatía, nihilista y cínico, un pelota trepa
que busca triunfar a toda costa, al precio que sea; y que también pone en solfa
a esos amorales medios de comunicación que fuerzan y retuercen las noticias,
dándoles el enfoque "adecuado" con el fin de maximizar audiencias a
costa de truculencia o de pornografía emocional, que todo vale en aras del
share. Además, al final también se ríe descarnadamente (y muy amargamente) de
eso tan norteamericano de la glorificación del triunfador empresario hecho a sí
mismo, pero que pisotea lo que haya que pisotear sin remordimientos, y que
contrata sin contrato por míseros sueldos y sin asegurar a sus empleados... el
libre mercado, dicen. Por eso de la telebasura me recordó a "Network" (1976) de Sidney Lumet.
Ahora algo de sabiduría
ajena que tal vez nos ayude a mejor ver venir las eventuales acechanzas de
sibilinos merodeadores:
- "En California no tiran la basura: la
convierten en programas de televisión".
(Woody Allen).
- "Las mentes que controlan la televisión
son tan pequeñas que cabrían en el ombligo de una mosca, y aún quedaría espacio
para el corazón de un director de cadena".
(Fred Allen).
- "Ver un asesinato por televisión puede
ayudarnos a descargar los propios sentimientos de odio. Si no se tienen
sentimientos de odio, podrán obtenerse en el intervalo publicitario". (Alfred Hitchcock).
- "El problema es que la televisión
amalgame y convierta en papilla informe la realidad, la ficción, lo
fundamental, lo secundario, el divertimento y la reflexión". (Jean Renoir).
- "La civilización democrática se salvara
únicamente si hace del lenguaje de la imagen una provocación a la reflexión
crítica, y no una invitación a la hipnosis". (Umberto Eco).
Besos y abrazos,
Don.
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