martes, 10 de febrero de 2015

Matutinos que no dan su brazo a torcer

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que me empeño, con insistencia, aunque sin luchar a brazo partido, en atrapar otro de estos ladinos matutinos que a veces quieren escapárseme por entre mis neuronas, pero otras ahí mismo algunos quedan enredados y puedo sacarlos a la luz, no sin cierto esfuerzo. No espero laureles por ello, que la propia satisfacción generada en su creación ya me reconforta por sí sola. El invierno parece dejarse vencer, que hoy ha atemperado algo tras sus durísimos embates de días pasados, plenos de intenso frío y nevadas (éstas allende los madriles), pero no nos descuidemos, que en otro de sus requiebros seguro nos atenaza e inmoviliza con otra de sus gélidas llaves.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Foxcatcher", de Bennett Miller, y con Steve Carell, Channing Tatum, y Mark Ruffalo. De este director había visto sus dos anteriores films: "Moneyball: rompiendo las reglas" ("Moneyball", 2011), y "Truman Capote" ("Capote", 2005).

Queda poco más de un año para los Juegos Olímpicos de Seúl'88, y el campeón olímpico de lucha en 1984 Mark Schultz, que malvive sin apenas recursos, y entrena junto a su hermano mayor, y también campeón olímpico de lucha, recibe la propuesta de un multimillonario con ínfulas de patriótica gloria deportiva para formar con él un equipo de lucha para las próximas olimpiadas. Dado que desea alejarse de la protectora sombra de su hermano, acepta, y se traslada para seguir entrenándose al centro de alto rendimiento que el millonario ha montado en su mansión. Pronto, la oscura y aviesa personalidad del potentado empezará a enturbiar las relaciones de ambos. Todo se complicará unos meses después con la contratación del hermano para entrenar al grupo.

Una buena película (nota: 6) con la que, sin embargo, no llegué a conectar del todo, aunque de la que sí extraje algunas ideas que pillar para mis entendederas. Historia basada en hechos reales, de sombría y perturbadora atmósfera, inquietante, sobre un, podría decirse, triángulo de afectos muy particular, donde el protagonista pasa de la dependencia hacia su hermano paternal a la malsana, casi abducción emocional, hacia el grotesco y excéntrico millonario de tortuosa mente y vidriosa mirada. Todos arrastrando unos traumas de infancia mejor o peor llevados por cada uno, especialmente peor por parte del potentado, un patético ser de reprimidas pulsiones por culpa de una castradora madre, y que quiere demostrar lo que no es con tal de ganarse su afecto y reconocimiento. También, mirando más allá, puede verse como una crítica de los verdaderos fines del mecenazgo o patrocinio capitalista, no tan auténticamente altruista como se vende en muchos casos.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a perseverar en nuestra lucha vital:

 - "Necesariamente vence siempre el entusiasta al apático. No es la fuerza del brazo, ni la virtud de las armas, sino la fuerza del alma la que alcanza la victoria".  (Johann G. Fichte).

 - "No hay humillación ni deshonra en el reconocimiento de la superioridad de un adversario".  (Ángel Ganivet).

 - "Cuando la lucha de un hombre comienza dentro de sí, ese hombre vale algo".  (Robert Browning).

 - "La alegría está en la lucha, en el esfuerzo, en el sufrimiento que supone la lucha, y no en la victoria misma".  (Mahatma Gandhi).

Besos y abrazos,

Don.
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