lunes, 3 de diciembre de 2012

¿Cómo queréis que os cuente mi vida matutina?

¡Buenos días!

Hay muchas formas de contar las cosas, tantas como gente hay en el mundo, es más, tantas como decimales tenga el número pi (Π). Así que para no enloquecer (todavía más con ello) y ayudarme a dar sentido a lo que pulula por mi mente, me vais a permitir que os la cuente a mi libre albedrío, y dejo a vuestro arbitrio el leerlo o no, según os guste mi modo de narrar. Por lo demás, ya estamos en la cuenta atrás para llegar al solsticio invernal y se apague la vida de este otoño que, tras unos días en que se nos desdobló en arisco invierno, rugiendo y dándonos algún que otro zarpazo, parece volver a sus naturales fueros, mucho menos fieros.

Este fin de semana estuve viendo una fascinante película, que desde ya os recomiendo muy encarecidamente que vayáis a ver, que me entusiasmó. Se trató de "La vida de Pi" ("Life of Pi"), de Ang Lee, basada en la exitosa novela homónima de Yann Martel, y con Suraj Sharma e Irrfan Khan. De este maravilloso director de origen chino he visto la mayoría de sus films, el último de los cuales fue su penúltimo, "Deseo, peligro" ("Se, jie", 2007).

Pi es un adolescente que vive en la India con su familia, cuyo padre regenta un zoo. Un día los padres deciden emigrar a Canadá junto con los animales de su zoo, que venderán allí por un mejor precio. Pero el barco naufraga en una tormenta en medio del océano Pacífico y Pi debe compartir el bote salvavidas con un tigre, un orangután, una hiena y una cebra herida. Al poco, se queda solo junto al tigre, y tendrá que tratar de mantenerse vivo, buscando comida para él y el felino, e intentando no ser comido por éste.

Una excepcional película, visualmente hermosísima y de primorosa técnica, amén de por su maravillosa historia, toda una fabulosa fábula. Aunque en su primer tercio transitó algo dubitativa, como su personaje principal lo estaba, a pesar de su hermosura y notas de humor, da un giro total a partir de ahí, aumentando todas sus virtudes, que llegan a su clímax hacia el final, cuando todo adquiere poliédrica densidad n-dimensional. Una historia sobre el necesario sincretismo entre fe (no necesariamente religiosa) y razón, de realismo fantástico en el que la realidad es tan real como la misma ficción, que le da cierto sentido, sin dogmas, dejando al libre albedrío de cada cual decidir como quiere verlas. También sobre lo importante que es para el ser humano el contar, y que le cuenten, historias. Imprescindible.

Ahora un poco de sabiduría ajena que dé más sentido a nuestro devenir vital:

 - "Quien no duda, no reflexiona; quien no reflexiona, no ve, permanece en la ceguera, la perplejidad y el error".  (Al Ghazali).

 - "No podéis conectar los momentos mirando hacia el futuro; solo podéis conectarlos mirando hacia el pasado. Por lo tanto, tenéis que confiar en que los momentos, de alguna manera, se conectarán en vuestro futuro. Tenéis que confiar en algo, lo que sea".  (Steve Jobs).

 - "El cielo, el infierno y el mundo están en nosotros. El hombre es un abismo".  (Amiel).

 - "A comer sé tú el primero; a pelear, el postrero".  (refrán).

 - "Más vale ceder el paso a un perro que dejarse morder por él".  (Abraham Lincoln).

 - "La más hermosa de todas las obras humanas consiste en ser útil al prójimo".  (Sófocles).

 - "Un talento se forma en la calma; un carácter, en el torrente del mundo".  (Goethe).

 - "Desde que se cesa de luchar por ella, la vida ya no tiene valor".  (Armando Palacio Valdés).

 - "La vida es fascinante: sólo hay que mirarla a través de las gafas correctas".  (Alejandro Dumas).

 - "La vida es como una leyenda: no importa que sea larga, sino que esté bien narrada".  (Séneca).

Besos y abrazos,

Don.
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