¡Buenos días!
Me encuentro estupendamente en este soleado, calmado, y no demasiado frío día de invierno (rondamos los 5ºC al mediodía), aunque todavía perdura por jardines y aceras poco transitadas la nieve caída hace pocos días. Como cada mañana salgo al encuentro de mi bien amada ribera del Arlanzón a ver si coincido con toda la pléyade de hadas y ninfas que pululan por doquier al calorcito de este tímido sol de invierno.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Cuando ella me encontró" ("Then she found me"), de Helen Hunt, y con ella misma, Colin Firth, Bette Midler, y Matthew Broderick. No estaba muy convencido de ir a verla, pero al final me animé y me gustó, sin alharacas. Buena película en general. Es una especie de comedia romántica agridulce, aunque poco comedia (a pesar de que algo me reí) y tampoco demasiado romántica (lo que me gustó mucho).
Una casi cuarentona, profesora en un parvulario, se casa con un immaduro tipo más joven que ella. Desea desesperadamente tener un hijo, cosas del reloj biológico, pero no puede; y tampoco quiere uno que sea adoptado, como le recomienda su madre. Antes de cumplir su primer aniversario de boda, su marido la abandona, su madre (adoptiva) muere, y de repente aparece una mujer que dice ser su madre biológica. Además, comienza una extraña y dubitativa relación sentimental con el padre de uno de sus alumnos, también recién separado. Historia con algún fleco deshilachado que otro, y de personajes y situaciones bastante peculiares, sobre los deseos de maternidad, los dilemas entre adopción y maternidad biológica, las relaciones familiares madre-hija, las dudas amorosas en sus difíciles relaciones con los hombres, los líos amorosos, y demás importantes zarandajas.
Bueno, ahora toca salir al encuentro de la sabiduría ajena:
- "Se debería estar siempre enamorado. Por esta razón uno no deberá casarse nunca". (Óscar Wilde).
- "Si una mujer se vuelve a casar al quedarse viuda, odiaba a su primer marido; si un hombre se casa por segunda vez, adoraba a su primera esposa". (Óscar Wilde).
- "No es la carne y la sangre, sino el corazón, lo que nos hace padres e hijos". (Friedrich von Schiller).
- "Sabes que has tenido un padre... ¡Qué tu hijo pueda reconocer también lo mismo!". (William Shakespeare).
Besos y abrazos,
Don.
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