martes, 12 de agosto de 2025

Postrera porción matutina

¡Buenos días!

Parecía que esta insufrible y ya casi eterna ola de calor veraniega iba llegar a su fin, pero hoy nos vuelve a regalar otro trocito de su derretido pastel tras otra sudorosa noche rayana en lo tórrido y con una máxima prevista por los madriles de 39ºC (alerta naranja por calor excesivo). Desde luego, lo que sí está de dulce para mí es este nuevo matutino con el que me cito para departir durante un rato de lo más ameno junto a él, tranquilamente. Momento que espero no llegue a su final demasiado pronto.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Mi postre favorito" ("Keyke mahboobe man", 2024), de Maryam Moghadam y Behtash Sanaeeha, y con Lili Farhadpour y Esmaeel Mehrabi. Es el segundo largo de esta pareja de directores iraníes, de quienes ya había visto "El perdón" ("Ghasideyeh gave sefid", 2020).

Una mujer de 70 años que vive sola en Teherán desde que hace 30 años murió su marido y su hija se fue a vivir a Europa, tras una tarde de té con sus amigas, y por consejo de estas, toma la decisión de romper con su rutina y buscar a un hombre (también solo) para volver a encontrar el amor y hacerse mutua compañía. De casualidad, en una cafetería, conoce a un taxista (de su edad), un candidato perfecto, y le pide que la lleve a su domicilio. Durante el trayecto, congenian al instante así que, terminada la carrera, ella le invita a su casa para cenar, donde disfrutarán de una inolvidable e imprevisible velada.

Buena película (nota: 6), esta historia de fulgurante y reposado amor maduro, con la que al principio no lograba conectar del todo debido a su parsimonia en la sucesión de rutinas de la solitaria protagonista, pero que me interesó, y mucho, a partir del momento en que ambos se encuentran, con algún que otro momento muy divertido (la escena de la ducha, por ejemplo), y que vi con bastante agrado. Es toda una soterrada (y palmaria) crítica a la opresiva sociedad iraní regida por unas anquilosadas jerarquías que todo lo prohíben, mediante una sumamente absurda policía moral que reprime todo conato de libre albedrío que se salga de su supina estrechez mental. También nos habla de soledad, especialmente centrada en los ancianos, en el Irán de hoy en día, donde la falta de libertades, muy especialmente para las mujeres, condiciona todo su comportamiento. Al final destila eso de que a la primera oportunidad que se tenga de ser feliz, hay que aprovecharla, ya que puede que esa sea la única (y última) que se tenga... carpe diem.

Bueno, a la postre llegó la sección de sabiduría ajena, con una pequeña porción de citas, tan solo un par, que tres son multitud, y que espero sepamos degustar en su justo momento y medida:

 - "Amor primero, nunca olvidado, pero no postrero".  (Refrán).

 - "Hay solo una diferencia entre una larga vida y una buena cena: en la cena, el postre llega al final".  (Robert Louis Stevenson).

Besos y abrazos,

Don.

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