¡Buenos días!
El otoño, en su continuo proceso de montaje y desmontaje, que a ratos se pone firme y se comporta como racionalmente esperaríamos, y que en otros se aloca, se disloca, se descoloca y deja paso a sus otras formas de ser, tratando de asemejarse a sus vecinos, el verano y el invierno, hoy ha decidido que toca nubosidad y algo de probable lluvia, y así se nos presenta, además de con una máxima prevista de unos muy agradables 16ºC por los madriles. Y será cuestión de como yo lo veo, de mi perspectiva de las cosas, pero me da que una vez que los monto a partir del caos de mis entendederas, a estos matutinos no hay quien los desmonte, que se mantienen firmes, incluso ante mí, y capean lo que sea que venga contra viento y marea.
Este fin de semana estuve en el cine viendo "Desmontando a Lucía" (2024), de Alberto Utrera, y con Susana Abaitua, Hugo Silva, Julián Villagrán, y Rodrigo Poisón. Segundo largo de ficción, y primero que veo, de este director.
Lucía, algo obsesiva y con algunos problemas mentales, es detenida cuando conducía sola el coche de su novio, con la ventanilla rota, aturdida y con su ropa ensangrentada. Volvía apresuradamente de pasar un fin de semana en la playa con su mejor amiga y con él, ambos desaparecidos tras el incidente. Tan solo recuerda una discusión que terminó con una botella rota contra la cabeza de su novio. El abogado que la va a defender cuando llegue el juicio contrata a un detective, y amigo suyo, para que investigue a la chica y trate de averiguar dónde están los dos desaparecidos. Éste, obsesionado con las películas de cine negro de Bogart, poco a poco irá tomando conciencia de que se está metiendo en un lío muy gordo, más cuando tome contacto con Lucía, la sospechosa de asesinato.
Estupenda película (nota: 8), que me sorprendió (para bien, para muy bien) y me encantó, pues pasé un rato realmente fantástico mientras la veía, y muy, muy divertido, carcajadas incluidas, aunque no fáciles precisamente, más conforme avanzaba el embrollo, y eso que de refilón y como quien no quiere la cosa toca un par de temas muy serios. Buenísimas las actuaciones. Me engancharon tanto el guion como el modo de contarlo en imágenes, que me parecieron sumamente brillantes y originales, y eso que vi referencias a otras películas, míticas, recreadas. Esta absorbente intriga investigadora, con mucho enredo, con ramalazos de comedia negra, está contada como a tres niveles de realidad, cada uno con formatos y texturas diferentes en sus imágenes: lo que vemos que ocurre, los confusos recuerdos de la protagonista, y la idealizada visión, en blanco y negro, como de cine negro clásico, de lo que le gustaría que ocurriera al investigador privado, lejos de la sucia realidad. Y todo envuelto en cierta pátina de excentricidad o locura, a vuestro criterio, o según tenga más o menos capital quien las padece, parafraseando algo que se dice en la película. Os la recomiendo, pasaréis un rato muy entretenido.
Pues justo antes de rematar el montaje de este matutino, cual dovela o piedra clave, ahí os dejo estas citas de sabiduría ajena, que tal vez nos aporten sugerentes nuevos puntos de vista a lo que nos rodea:
- "A veces hace falta un ramalazo de locura para construir un destino". (Marguerite Yourcenar).
- "Vivir consiste en construir futuros recuerdos". (Ernesto Sábato).
- "El mundo está lleno de gente que querría construirse un mundo a su medida, pero tal cosa no sería posible ni siquiera en el desierto". (J. M. Coetzee).
- "Las ciudades, como los sueños, están construidas de deseos y de miedos, aunque el hilo de su discurso sea secreto, sus reglas absurdas, sus perspectivas engañosas, y toda cosa esconda otra". (Italo Calvino).
Besos y abrazos,
Don.
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