martes, 2 de enero de 2024

Cada maestrillo tiene su matutinillo

¡Buenos días!

Pues hoy a este aprendiz de invierno al que no sé si poner en solfa por su vedetismo, por lo veleidosos que me parecen sus vaivenes de veleta, de lo más normales en cualquier caso, que hasta no hace mucho se nos presentaba seco y soleado y ahora parece que nuboso y lluvioso (ya veremos si hoy llueve), hoy le ha dado por amanecer muy gris y lejos de la helada (4ºC), así que vuelve a tocar... no, en ninguna orquesta, sino a nosotros disfrutar del día que nos espera, con una máxima prevista de unos muy suaves y melodiosos 11ºC por los madriles, que nos invitan a bailar del modo que a cada cual le parezca mejor, y a mí a escribir este matutino, que no sé si me saldrá maestro, pero seguro que algo aprendo.

Este fin de semana no estuve en el cine, aunque sí viendo una película, en Netflix, que en su día (hace unas tres semanas) dejé escapar de su fugaz paso por la cartelera (ahora sé el porqué). Se trató de "Maestro" (2023), de Bradley Coooper, y con él mismo y Carey Mulligan (tan deliciosa como siempre). Es el segundo largo, y primero que veo, como director de su también actor.

Se narra la vida de Leonard Bernstein (1918-1990), famoso compositor y director de orquesta estadounidense, desde que en los años 40, como director suplente de la Filarmónica de Nueva York, tuvo un día que sustituir al director titular (por enfermedad) y, dado que el concierto se retransmitía a todo el país, alcanzó fama inmediata. Compuso música clásica (sinfonías y demás) y popular, como musicales teatrales, los más famosos de los cuales fueron "Un día en Nueva York" ("On the town") y principalmente "West side story", ambos llevados al cine, e incluso una cinematográfica banda sonora, la de "La ley del silencio" ("On the waterfront", 1954) de Elia Kazan.

Película normalita en general (nota: 5), un cinco pelón, un aprobadillo raspado, de excelente factura técnica y visual, aunque con excesivas ínfulas y sin alma, y además muy estereotipada en su historia, biográfica, que se centra principalmente, casi olvidando sus logros artísticos (mentados algunos de refilón), en la historia de amor, honda y compleja, que tuvo con su esposa, constantemente torpedeada por sus pulsiones bisexuales a las que dejaba fluir tanto como a su creatividad artística, tan minada como la propia historia por su bastante errático devenir. Lo mejor de la película para mí, Carey Mulligan, con diferencia.

Ahora, atentos al ritmo que marca la batuta de estas citas de sabiduría ajena, hoy dirigidas por el maestro retratado en la peliculilla hoy glosada, como no podía ser menos:

 - "La música puede dar nombre a lo innombrable y comunicar lo desconocido".  (Leonard Bernstein).

 - "La música, de todas las artes, se encuentra en una región especial, no iluminada por ninguna estrella que no sea la suya, y sin ningún significado excepto el suyo propio".  (Leonard Bernstein).

 - "Esta será nuestra respuesta a la violencia: hacer música con mayor ahínco, más bella, y más devotamente que nunca".  (Leonard Bernstein).

Besos y abrazos,

Don.

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