lunes, 21 de septiembre de 2020

Matutino empinado y encarnado

¡Buenos días!

Como todo travieso matutino que se precie, casi siempre empinado sobre el abismo, comienza mi despertar correteando y retozando despreocupadamente, a mi libre albedrío, y sin centenero guardián que vele por mí, mientras van creciendo mis concienciadas miras conforme el sol encarnado asoma su narizota desde el horizonte hasta llegar a su cenit del mediodía, tan redondo y orondo de haber logrado su objetivo de cada día, apenas empañado por alguna díscola nubecilla, según las previsiones, como las de los 23ºC de máxima para hoy por los madriles. Y me da en la nariz también que mañana pasamos por el equinoccio otoñal.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Pinocho" ("Pinocchio", 2019), de Matteo Garrone, basado en el célebre cuento de Carlo Collodi, y con Federico Ielapi, Roberto Benigni, Rocco Papaleo, Massimo Ceccherini, Marine Vacth, y Gigi Proietti. De los nueve anteriores largos de este director italiano tan solo había visto sus cuatro más recientes: "Dogman" (2018), "El cuento de los cuentos" ("Tale of tales" o "Il racconto dei racconti", 2015), "Reality" (2012), y "Gomorra" (2008).

Geppetto, un viejo y humilde carpintero, crea una marioneta a partir de un leño, y lo hace con tanta dedicación y amor que acaba por cobrar vida, convirtiéndose en un niño de madera que desea ser de carne y hueso. Lo llama Pinocho y lo cría como su hijo. Pero como todo niño que se precie es inocente y travieso, siempre escogiendo el peor camino. Se escapa del colegio y vive azarosas aventuras en las que poco a poco va perdiendo su inocencia y aprendiendo duras lecciones de la vida, siempre protegido por un hada que le ha prometido convertirlo en persona si consigue portarse bien.

Una muy buena película (nota: 7) que os recomiendo, que vi con sumo agrado, dicen que más fiel adaptación al cuento original que otras anteriores, de una gran belleza formal. No es de dibujos, ni es de animación por ordenador. Es de acción real con actores, algunos muy maquillados para parecer los personajes. Es una historia de iniciación a la vida y aprendizaje, oscura, con su puntito grotesco, y que encierra bastante sabiduría.

Sabiduría como la que también contiene estas citas, muy refraneras hoy, que espero nos ayuden a vislumbrar con claridad los narigudos crecimientos de quienes pretendan embaucarnos, incluso los nuestros propios:

 - "Engañóme porque no me mintió; que si me mintiera, engañarme no pudiera".  (Refrán).

 - "Ruin habilidad, meter mentira para sacar verdad".  (Refrán).

 - "Errando se aprende a herrar".  (Refrán).

 - "Para aprender, es menester padecer".  (Refrán).

Besos y abrazos,

Don.

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