lunes, 23 de marzo de 2020

Matutino método de actuación

¡Buenos días!

Tras tres días de recién estrenada primavera de calendario, grisona y lluviosa, con 13ºC de máxima prevista para hoy, cual si estuviéramos de otoño; y tras una semana y unos días (remeda una condena) de confinamiento hogareño por eso del covid-19, retomo mis habituales matutinos siguiendo el método habitual que tienen de llegarnos, pero cambiando su contenido, muy habitualmente cinéfilo, a veces teatral, para hablaros de series cinematográficas que recientemente he visto en plataformas televisivas o de internet y que me han gustado mucho, más o menos antiguas, pues me tienen cerradas las salas de cine. Es posible que en breve también os hable de alguna película que haya visto enlatada o en plataforma durante estos días de reclusión sanitaria.

Pues comienzo con la más reciente de todas, de la que acabo de ver hace nada y menos las dos temporadas de que consta, de 8 breves capítulos de media hora cada una. Se trató de "El método Kominsky" ("The Kominsky method", 2018-2019), serie televisiva de Netflix creada por Chuck Lorre, y con Michael Douglas y Alan Arkin. Este creador es también, entre otras, de "The Big Bang Theory" (2007-2019), que igualmente me encantó cuando la vi, y de la que os hablaré en días posteriores, cuando se tercie.

Un septuagenario y muy prestigioso profesor de interpretación, un talludito ligón de jovencitas, que hace muchos años tuvo algo de éxito como actor y que regenta junto a su hija una academia actoral; y su representante artístico y mejor amigo, un octogenario cascarrabias recientemente enviudado y muy apesadumbrado por ello; se enfrentan a los achaques más o menos graves de su vejez, viendo cada vez más de cerca a la muerte, lo que no les hace ni pizca de gracia, cuestionándose con sorna lo que la vida les va deparando.

Una estupenda serie (nota: 8) que os recomiendo, divertidísima y tierna a la vez (se hacen querer sus personajes), no os la perdáis, que se ve en un suspiro, mejor, en dos, cual si viéramos dos largos algo largos. Una tragicomedia muy natural y equilibrada, plena de guiños cinéfilos, seriéfilos y teatrófilos (si se me permite la expresión) que a través de sus dos carcamales protagonistas nos habla sobre la vejez, sus soledades, enfermedades y muerte, con una mirada entre amarga y esperanzada ante lo que nos toca vivir, por cerca que ronde la muerte, plena de sarcasmo (especialmente por parte del personaje viudo). Guion inteligentísimo, de afilados diálogos, ácidos y efervescentes, cual pastilla de vitamina C (de comedia), cuando no cáusticos y poco complacientes, que habla con extrema naturalidad, sin pelos en la lengua, del mundo de los ancianos. Se nota que su creador, que está en la edad, sabe de lo que habla.

Pues ahora, según los modos y maneras habituales de los matutinos, toca la sabiduría ajena, que seguro nos ayuda a mejor interactuar con lo que nos rodea:

 - "Es de sentido común elegir un método y probarlo. Si falla, admitirlo francamente y probar con otro. Pero, sobre todo, intentar algo".  (Franklin D. Roosevelt).

 - "Lo imprevisto constituye la trama de los días. El hombre que se levanta con la seguridad de ser un espectador divertido de los sucesos, no dándoles mayor relevancia que la que su actuación merece, nunca sale defraudado".  (Amado Nervo).

 - "Aprender es descubrir lo que ya sabes. Actuar es demostrar que lo sabes. Enseñar es recordarles a los demás que saben tanto como tú. Sois todos aprendices, ejecutores, maestros".  (Richard Bach).

Besos y abrazos,

Don.

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