martes, 25 de septiembre de 2018

Doma matutina a rienda suelta

¡Buenos días!

Nada encabritado llego a estos matutinos, y como la seda salgo, así que no ha lugar a domesticar mi carácter entretanto, mientras cabalgo a sus lomos, dando rienda suelta a mi mente. Al que sí que parece que habrá que domar, pero vete a saber cómo, será a este bronco y rampante verano de cuyas pezuñas, más bien garras, no logramos salir por mucho que el otoño de calendario ya esté por aquí. Se esperan 31ºC de máxima prevista para hoy por los madriles. Sueño, no sé si iluso de mí, con mayor ahínco cada vez, con el dulce frescor otoñal.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "The rider", de Chloé Zhao, y con Brady Jandreau. Es el segundo largo, y primero que veo, de esta directora china afincada en Estados Unidos.

Un joven, hábil domador de potros y emergente estrella del rodeo, sufrió hace poco un grave accidente, debido al pisotón de un caballo en su cabeza tras haber caído de este en un espectáculo, provocándole una lesión cerebral y algunas leves secuelas motrices que le incapacitaron para volver a montar. Pero lo único que quiere, y sabe hacer, es lo que hasta entonces había hecho en exclusiva casi desde su infancia, lo que le tiene en permanente frustración. Intenta centrarse en sus caballos, y en su familia, un padre adicto al juego, y una hermana pequeña autista, además de en su mejor amigo, parapléjico tras otro accidente similar, para tratar de reencontrarse a sí mismo allende el rodeo.

Una buena película en general (nota: 6), con muy buenas maneras, ensimismada y con aire poético, pero cuya historia, a medio camino entre la ficción y el documental, rodada con actores no profesionales que se interpretan a sí mismos, no me interesó gran cosa, no consiguió engancharme más que a ratos. Nos muestra el lado oscuro del rodeo, sus juguetes rotos, y casi diría que la fractura del sueño americano, a través del de este joven que debe aceptar que ya no logrará la gloria en lo que más le gustaba, y sus limitaciones físicas, luchando contra sus frustrantes emociones a causa de su lesión. Pero la vida sigue, no a lomos de un caballo más o menos arisco, sino a pie, paso a paso.

Pues al trote suave, hemos llegado a la sabiduría ajena, donde con estas pocas citas espero que nuestra mente, cual sereno corcel, nos lleve tan lejos como queramos:

 - "Al amigo y al caballo, no apretallo".  (Refrán).

 - "Hay que domar a la vida por la dulzura".  (Jules Renard).

 - "La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando".  (Albert Einstein).

Besos y abrazos,

Don.
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