martes, 26 de junio de 2018

Maternal matutino de ingrávido tul

¡Buenos días!

En estos días de pesado verano que aplatana hasta la saciedad añoro frescas brisas que me hagan volar etéreamente allende plomizos soles y turbias calimas caniculares de máximas térmicas queriendo acariciar la cuarentena que por aquí nos abruman. Así que por un rato me recojo en estos matutinos, que me miman como la mejor madre, esperando que escampe... vana ilusión, que la rutina veraniega no ceja en su empeño de sofocarnos sin descanso, día y noche.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Tully", de Jason Reitman, con guion de Diablo Cody, y con Charlize Theron y Mackenzie Davis. Es el séptimo largo de este director, de quien había visto todos sus anteriores salvo el quinto, todos espléndidos y muy recomendables cuando menos: "Hombres, mujeres y niños" ("Men, women & children", 2014), "Young adult" (2011), "Up in the air" (2009), "Juno" (2007), y "Gracias por fumar" ("Thank you for smoking", 2005); y la que no vi, "Una vida en tres días" ("Labor day", 2013). Además es el tercer largo en que colaboran director y guionista tras "Juno" y "Young adult".

Una mujer casada, recién entrada en la cuarentena, sobrevive a su día a día como trabajadora y sufrida madre de dos niños de ocho y cinco años, y otro, inesperado, que está a punto de nacer, mientras hace malabares para llegar a fin de mes. El marido, con sus continuos viajes laborales tampoco ayuda demasiado. Cuando nace el bebé, su adinerado hermano le ofrece como regalo una niñera nocturna que durante unos meses la alivie de las noches de insomnio por el recién nacido llorón y así mejor poder atender sus rutinas familiares, domésticas y laborales a lo largo del día siguiente. Ella, orgullosa, se niega al principio, pues le parece una pijada, pero no puede con todo y agobiada y abatida por el cansancio a causa de tanta responsabilidad maternal, que la lleva hasta el mismo desquiciamiento, tras unos días decide aceptar el regalo. Se presenta Tully, una entusiasta y maravillosa joven, casi un hada madrina que le facilita todo, que le hace la vida mucho mejor, no solo por la descarga de tareas noctámbulas, sino por la complicidad que mantienen, y con quien entabla una muy especial relación.

Una muy buena película (nota: 7) esta, podría decirse que, melodramedia de humor inteligente, muy apegada a la verdadera realidad de ser padres, sin almíbares de por medio. Por eso de los sinsabores de la maternidad, en cierto modo me recordó a la estupenda "Un feliz acontecimiento" ("Un hereux événement", 2011) de Rémi Bezançon.

A través de la historia de esta muy sufrida madre, en plena crisis existencial por su reciente, tardía e inesperada maternidad, se reflexiona con sutileza y muy poca complacencia sobre eso tan mitificado de ser madre en estos tiempos modernos de madres trabajadoras, aburridas, estresadas y con sentimientos de culpa por no llegar a lo que se espera de ellas, y ellas de sí mismas, así como sobre leves crisis matrimoniales provocadas por la desidia, sobre la depresión posparto y sobre la añoranza de una lozana juventud perdida que ya no volverá jamás. Una sutil mirada, con su toque de humorosa causticidad, sobre lo sacrificado de sacar una familia adelante, neuras y rutinario día a día incluidos.

Ahora en la sección de sabiduría ajena, que esperemos que sea la madre de mejor sobrellevar nuestra cotidiana existencia, no voy a poner cita alguna, tan cansado que estoy por sacar adelante este dificultoso matutino que tanta guerra me dio, así que os remito a las que puse en su día en el matutino de "Un feliz acontecimiento", que podrían valer perfectamente para el de hoy.

Besos y abrazos,

Don.
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