Otro
matutino más en el que me refugio en su mundo de fantasías, en el que dejo
fluir mi idealismo, para que cuando vuelva a la realidad... ¿y dónde está
eso?... sepa mejor desenvolverme en ella. Y todos mis desvaríos quedan aquí
plasmados, negro sobre blanco, y ya parecen los suyos propios, siguiendo a su
libre albedrío mi alocado legado, por loco y por utópico, fuera de todo sitio.
Y así, desubicado, descolocado, me tiene esta primavera, ora con furtivas y
arrebatadas tormentas, ora con dulce y soleada placidez al abrigo de algunas
nubes cual etéreas borras de lana o algodón. Hoy, con el cielo cada vez más
gris, posibilidad de que llueva, y 19ºC de máxima prevista.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "El hombre que mató a Don
Quijote" ("The man who killed Don Quixote"), de
Terry Gilliam, y con Adam Driver, Jonathan Pryce, Joana Ribeiro (un bomboncito)
y un montón más de actores y actrices, muchos de ellos españoles. De este
veterano director, guionista, actor, productor, y varias otras cosas más en
cine y televisión, miembro de los geniales Monty Python (entre 1969-1983), he
visto la mayoría de sus películas. En concreto, como director, había visto
"The zero theorem" (2013), "Tideland" (2005), "El secreto de los hermanos Grimm" ("The brothers
Grimm", 2005), "Doce monos" ("Twelve monkeys", 1995),
"El rey pescador" ("The fisher king", 1991),
"Brazil" (1985), "Los héroes del tiempo ("Time
bandits", 1981), "La bestia del reino ("Jabberwocky",
1977), y "Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores"
("Monty Python and the Holy Grail", 1975). No puedo dejar de citar
esa obra maestra que es "La vida de Brian" ("Life of
Brian", 1979) de Terry Jones, en la que participa como actor y
coguionista, amén de creador de las animaciones de los títulos de crédito
iniciales y finales.
Un
estrafalario director de anuncios publicitarios se encuentra en España rodando
uno de temática quijotesca, en un ambiente caótico y donde nada sale como
estaba previsto. Están cerca del pueblo donde diez años atrás, cuando era un
joven idealista, rodó una película sobre Don Quijote con los lugareños como
actores improvisados, titulada "El hombre que mató a Don Quijote". En
uno de los parones del rodaje por otro más de los desastres acaecidos, decide
volver a visitar el pueblo, y allí se encuentra al zapatero que representó a
Don Quijote en su película sumido en la locura y creyendo ser el ingenioso
hidalgo. Este, al verle, le toma por Sancho Panza y se lo lleva, a palos, a
hacer quijotadas por ahí.
Una
película irregular (nota: 4), esta comedia algo zarrapastrosa en algunos
momentos, con otros pocos, y sueltos, de gran brillantez, y todo lacado con el
delirante y abigarrado barroquismo (a base de retales y desechos destartalados)
propio de su director. Proyecto, que como se cuenta en el documental "Lost in La Mancha" (2002) de Keith Fulton y Louis
Pepe, al que hay guiños en esta película, le ha llevado a su creador casi
treinta años en sacar adelante, con múltiples intentos fallidos de rodarla
debido a múltiples catástrofes sucedidas: meteorológicas, sanitarias,
económicas, etc.
Aunque
no llega a conseguirlo, la mayoría de las veces trata de mostrarnos los
momentos esenciales del Quijote, en este caso de seso sorbido a causa de una
película, en lugar de por los libros de caballerías, y siempre de una
imaginación desbordante, con sus pros y contras, que confunde con la realidad.
En definitiva, parece destilarse en este film que la sana locura es contagiosa
o hereditaria, o se aprende, y si no es así, debería serlo, pues siempre, y sin
excesos, debería haber un Quijote en nuestras vidas, dentro de nosotros o a
nuestro lado para azuzarnos, para tratar de mejor entender este absurdo mundo
que nos rodea. Y también un Sancho, que intente más o menos infructuosamente de
modular nuestros delirios quijotescos.
Amén
de toda la que podáis encontrar leyendo el Quijote, ahí os dejo unas citas de
sabiduría ajena, que tal vez nos ayuden a hacer locuras con sensatez, o no, o
viceversa, comenzando por una del propio director:
- "Creo que el problema del Quijote es
que una vez que te enganchas al personaje, y a lo que representa, te conviertes
en Don Quijote. Caminas hacia la locura, decidido a hacer que el mundo sea como
te lo imaginas. Pero, claro, no es así".
(Terry Gilliam).
- "Las únicas personas que me agradan son
las que están locas: locas por vivir, locas por hablar, locas por ser
salvadas". (Jack Kerouac).
- "Hay ocasiones en la vida en las que
para salir airosamente hace falta estar un poco loco". (François de la Rochefoucauld).
Besos
y abrazos,
Don.
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