¡Buenos días!
En estos inmensos matutinos
que cada mañana me acogen y me prestan toda clase de servicios y atenciones me
encuentro la mar de a gusto, como así me sucede en estos días de revuelta
primavera, bastante fresca y desapacible a poco que uno no se abrigue bien,
pero que siempre nos deja en herencia unas monumentales ganas de disfrutar de
la vida.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "El Gran Hotel Budapest"
("The Grand Budapest Hotel"), de Wes Anderson, y con Ralph Fiennes,
Tony Revolori, y Saoirse Ronan, entre muchísimos otros famosos actores más.
Este film, que está inspirado en varias obras de Stefan Zweig, es el octavo
largo de este director, de quien había visto tres de sus anteriores,
"Moonrise kingdom" (2012),
"Viaje a Darjeeling" ("The Darjeeling Limited", 2007),
y "Life acuatic" ("The life acuatic with Steve Zissou",
2004),
siempre con su muy estrambótica mirada que retrata la realidad como excéntricos
universos de cuento.
En un país centroeuropeo
imaginario, tirando al oriente, durante los años 30 del pasado siglo, poco
antes de la II Guerra Mundial, se encuentra un lujosísimo hotel-balneario de
montaña, donde un reputadísimo y servicial conserje, y también amante de las
ancianas ricachonas que por allí se alojan con regularidad, acoge como
protegido suyo a un botones recién llegado. Una de éstas fallece en extrañas
circunstancias y deja en herencia al conserje un valiosísimo cuadro, ante la
estupefacción e indignación de la familia, quedando ambos, conserje y botones,
enredados en un tremendo lío de cruentas venganzas familiares por hacerse con
la inmensa fortuna de la herencia.
Salvo con su anterior film,
"Moonrise kingdom",
el único suyo de los cuatro que he visto que me encantó en su totalidad, con el
hoy glosado me ha pasado lo mismo que con el resto, no me dijo gran cosa, no le
vi mucho sentido a esta peculiar comedia. Eso sí tuvo algunos momentos sueltos
buenísimos o muy divertidos, y siempre su fascinante y minucioso universo
visual y su estilo personal y auténtico, pero que esta vez tampoco consiguieron
sacarme de mi desconcierto e indiferencia.
Ahora algo de sabiduría
ajena, que espero acomodemos bien en nuestras entendederas:
- "Por mi vida han galopado todos los
corceles amarillentos del Apocalipsis, la revolución y el hambre, la inflación
y el terror, las epidemias y la emigración; he visto nacer y expandirse ante
mis propios ojos las grandes ideologías de masas: el fascismo en Italia, el
nacionalsocialismo en Alemania, el bolchevismo en Rusia y, sobre todo, la peor
de todas las pestes: el nacionalismo, que envenena la flor de nuestra cultura
europea". (Stefan Zweig,
1881-1942).
- "Cuando viajo por Europa paso bastante
tiempo en la habitación del hotel, repasando la cultura local a través de los
programas de televisión". (Bárbara
Probst Solomon).
- "El amor y la razón son dos viajeros
que nunca moran juntos en el mismo albergue. Cuando el uno llega, el otro
parte". (Walter Scott).
Besos y abrazos,
Don.
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