lunes, 10 de marzo de 2014

La niña bonita de mis matutinos

¡Buenos días!

Tengo una inmensa suerte de compartir mi vida con estos jóvenes matutinos, que hace poco debieron cumplir los quince, no sé exactamente cuando, y que son más bonitos que un San Luis, y la niña de mis ojos. Ojos con los que me dejo extasiar ante la arrobadora belleza y sensualidad de estos días de primavera anticipada, con sol y fresco calorcito, que no adolece de nada, y que me hacen regresar a mis pasados, muy pasados, días de adolescencia, por las sensaciones que me provoca.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Joven y bonita" ("Jeune & jolie"), de François Ozon, y con Marine Vacth (un bellezón), Géraldine Pailhas, y Frédéric Pierrot. De este director había visto, hasta ahora, sólo cuatro de sus anteriores trece largos, todos excelentes, y magistral el más reciente: "En la casa" ("Dans la maison", 2012), "Potiche, mujeres al poder" ("Potiche", 2010), "Swimming Pool (La piscina)" ("Swimming pool", 2003), "8 mujeres" ("8 femmes", 2001).

Una hermosísima joven cumple 17 años durante las vacaciones de verano que pasa con su familia (padres y hermano pequeño) en una playa del sur. Allí vivirá su primera experiencia sexual con otro joven veraneante. De vuelta, durante ese curso escolar que va a comenzar, compagina su vida familiar y de instituto con citas con hombres de diversa edad en hoteles de lujo donde practica sexo a cambio de dinero. Citas concertadas a través de móvil e internet. Su acomodada familia la quiere, pero no se siente feliz.

Otra estupenda película de este director francés, con su inteligente mirada, algo perversa y maliciosa, pelín retorcida, hacia lo que trata de escrutar, en este caso del retrato de los adolescentes actuales, de su despertar sexual y búsqueda de su lugar en el mundo, bastantes veces en contraposición a lo que sus padres piensan, a través del misterioso personaje principal (tanto como el otro adolescente de su anterior film, "En la casa"), que ni necesita el dinero ni parece disfrutar con el sexo (desconocemos sus motivos), durante un año escolar con sus cuatro estaciones, y todo contrapunteado por cuatro canciones de Françoise Hardy, que hablan de amoríos adolescentes, bien románticos, bien desgraciados o desilusionados ... y por un poema de Arthur Rimbaud.

Ahora, en la sección de sabiduría ajena, ese bonito poema de Rimbaud, cuya versión original podéis leer aquí, que es el leitmotiv del film glosado hoy, y que se recita al poco de comenzar el film (os lo pongo traducido):

"Con diecisiete años, no puedes ser formal.
¡Una tarde, te asqueas de las jarras de limonada,
de los cafés ruidosos de resplandeciente lustre!
Y te vas bajo los tilos verdes de la alameda.

¡Qué bien huelen los tilos en las tardes de junio!
El aire es tan agradable que hay que cerrar los párpados;
Y el viento rumoroso -la ciudad no está lejos-
trae aromas de vides y aromas de cerveza.

De pronto puede verse en el cielo un harapo
de azul mar, que la rama de un arbolito enmarca
y que una estrella hiere, fatal, mientras se funde
con temblores muy dulces, pequeñita y tan blanca...

¡Diecisiete años!, ¡noche de junio! Te emborrachas.
La savia es un champán que sube a tu cabeza...
Divagas; y presientes en los labios un beso
que palpita en la boca, como un animalito.

Loco, robinsonea tu corazón por las novelas,
cuando a la claridad de un pálido farol
pasa una señorita de encantador aspecto,
bajo la sombra de falso cuello horrible de su padre.

Y como cree que eres inmensamente ingenuo,
mientras hace trotar sus pequeños botines,
se vuelve, alerta y, con un gesto expresivo...
Y en tus labios, entonces, muere una cavatina...

Estás enamorado. Alquilado hasta agosto.
Estás enamorado. Se ríe de tus versos
Tus amigos se van, estás insoportable.
¡Y una tarde, tu adorada, se digna en escribirte...!

Y esa tarde... te vuelves al café luminoso,
pides de nuevo jarras llenas de limonada...
Con diecisiete años no puedes ser formal,
cuando los tilos verdes coronan la alameda".  (Arthur Rimbaud).

Besos y abrazos,

Don.
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