miércoles, 15 de mayo de 2013

Matutino sin imposturas

¡Buenos días!

Bueno, alguna habrá, dejo ya de engañarme y de mentiros, me sincero con vosotros, porque no sé si os habréis dado cuenta de que aunque edito matutino en esta tormentosa y fresca mañana de primavera (máxima prevista para hoy de 16ºC), haciéndoos creer que estoy en una ajetreada mañana laboral más, no es así, que podría estar arando cual San Isidro por los prados a la vera del Manzanares, pero en realidad estuve remoloneando entre las sábanas, más de la cuenta, que hoy es la fiesta patronal de "los madriles" y me estoy labrando un relajante día de fiesta.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una película documental que desde ya os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver, pues me fascinó, divirtió, entretuvo sobremanera y sorprendió. Se trató de "El impostor" ("The imposter"), de Bart Layton, y con Adam O'Brian. Parece que os estoy engañando al deciros que es un documental y haciendo referencia al actor principal, pero sí, es documental, aunque en su mayor parte está dramatizado con actores, pues es un docudrama, aunque también contiene imágenes de archivo y algunas entrevistas a los personajes del caso real.

En 1994 un niño texano de 13 años desaparece. Tras más de tres años sin noticias sobre él la familia es informada de que ha aparecido en España, diciendo que ha sobrevivido a un secuestro, torturas y vejaciones varias. La familia está tan ilusionada que le acepta sin más a pesar de las evidentes dudas: ¿Cómo puede ser posible que un niño rubio de ojos azules tenga ahora la piel, el pelo y los ojos de tono moreno, y parezca tener bastante más de 16 o 17 años; por qué ha cambiado su acento y su personalidad es tan radicalmente distinta; por qué la familia no ve tan evidentes diferencias; quién es este advenedizo joven; qué fue realmente del niño desaparecido?

Este apasionante thriller documental sobre un joven francés que se hace pasar por el hijo desaparecido de una familia norteamericana, que lo acepta, ¿a ciegas? o ¿a sabiendas?, me pareció más que sobresaliente, al nivel de otro portentoso documental que vi hace pocas semanas, "Searching for Sugar Man", de Malik Bendjelloul; y además ambas comparten productor.

Os recomiendo ambos muy encarecidamente, el visto ayer, básicamente, porque nos muestra palpablemente algunos aspectos del alma humana, enfrentándonos a nosotros mismos. Una historia real que va mucho más allá de cualquier ficción que pudiéramos imaginar, sobre una mentira, que otros podrían tal vez haber usado para tapar otra más gorda; pero además de sobre las mentiras va también, por encima de todo, sobre el engañarse a uno mismo, pues creemos lo que queremos y necesitamos creer, nos creamos nuestras verdades (la verdad es siempre subjetiva), por inverosímiles que pudieran parecer (incluso creer en que las ranas tienen pelo), porque nos sirve para algo, para tranquilizar nuestras conciencias y hacernos sentir mejor, siendo extremadamente difícil apearnos de ellas (por absurdas que sean), y de ahí la pervivencia de las religiones, sean divinas o mundanas (por ejemplo, nos creemos lo que sale por la tele, porque sí, o porque nos lo cuentan).

Ahora, para tratar de minimizar las mentiras que nos puedan colar o de no autoengañarnos, os enfrento a algo de sabiduría ajena:

 - "Cuando se dice la verdad y la verdad es inverosímil, hay que dar mil explicaciones. En cambio, una mentira, si la creen, no hay que explicarla, y si no la creen, no van a ser tan imprudentes que te exijan explicaciones".  (Jacinto Benavente).

 - "No hay nada tan increíble que la oratoria no pueda volverlo aceptable".  (Cicerón).

 - "Un hombre está dispuesto a creer aquello que le gustaría que fuera cierto".  (Sir Francis Bacon).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: