viernes, 21 de noviembre de 2008

Matutino clavado

¡Buenos días!

No sé si llego clavado a mi casi diaria cita con mis matutinos, ni si me saldrá clavado a otros anteriores, ni si me quedará clavado. El caso es que sí sé que esta ribera y toda su fauna me deja siempre clavado cada vez que la admiro, con ese generoso regalo de olor y color otoñal que nos brinda cada día; y todo a pesar del plomazo de día que hoy tenemos, como la mayoría de los anteriores, plomizo por la espesa nubosidad y por las sensaciones griposas que todavía me dominan.

Ayer estuve viendo otra de las películas de las que programa el Aula de Cine de la Universidad de Burgos. Se trató de "Cien clavos" ("Centochiodi"), de Ermanno Olmi, y con Raz Degan; que fue estrenada comercialmente el pasado mes de septiembre. De este director jamás había visto película alguna hasta ahora.

Un prestigioso profesor universitario, de filosofía de la religión, en una especie de universidad pontificia, entra en crisis justo cuando está a punto de rematar un complejo trabajo de investigación. Simula su suicidio y se retira anónimamente a un pueblo perdido, en la ribera del caudaloso río Po, en una casa semiderruida al borde del río, en las cercanías de un asentamiento chabolista que será demolido en poco tiempo. Por su parecido con las imágenes, allí todos le conocen por Jesucristo, y dado su conocimiento evangélico se dedica a consolar y ayudar a, y ser ayudado por, sus nuevos vecinos. Lo que nos cuenta tiene todo el aspecto de ser una especie de evangelio apócrifo. Pasado un tiempo es encontrado por la policía y se declara culpable de un suceso ocurrido al principio de la historia, una especie de simbólico atentado cultural, pues se dedicó a clavar cien libros en el suelo de madera de la biblioteca universitaria, entre ellos varios códices patrimonio de la humanidad, con cien clavos inmensos que compró. Especie de crucifixión a la sabiduría.

Esta muy buena película, bastante metafísica, que me recuerda vagamente a algún film de Pier Paolo Pasolini que vi hace tiempo, sospecho que solo sería del gusto de una minoría, pues a la mayoría de vosotros quizás os pudiera parecer un muermo. Sin embargo a mí me gustó, a pesar de algún desfallecimiento que otro, básicamente por algunas preciosas imágenes y situaciones, y por las perlas de sabiduría que por ella se encuentran desparramadas. A modo de ejemplo, y de las que recuerdo o he leído por ahí, se dice, entre otras cosas, más o menos:

- "El conocimiento de todos los libros del mundo no vale tanto como un café tomado al lado de un buen amigo". (Ermanno Olmi).

Bueno, yo matizaría lo anterior, combinando ambas, sabiduría con buenas relaciones humanas, que se puede, seguro.

- "Las religiones no han salvado nunca al mundo, han sido siempre motivo de división. Dios ha sido utilizado como excusa para los delitos más crueles y como instrumento de prevaricación sobre los más débiles". (Ermanno Olmi).

Ahora, para el final, la más rotunda, si no lo era ya la anterior. Un muy anciano sacerdote, especie de preceptor de nuestro protagonista, que va a visitarle al calabozo, y que ama los libros más que a su vida, le dice que su mal acto será juzgado el día del juicio final. Nuestro apócrifo Jesucristo le espeta que no se puede tener en más estima los libros (las escrituras) que a las personas y que:

- "En el día del juicio final no serán juzgados los hombres, sino Dios será quien tenga que rendir cuentas por permitir todos los sufrimientos de la humanidad". (Ermanno Olmi).

Además de incorporar ya mismo a mi acervo estas afirmaciones, de claro corte humanista (versus divino), ahí os dejo clavadas para que no se os escapen unas pocas citas más de sabiduría ajena ... bueno os dejo clavados sin ellas, que ya son bastantes las tres anteriores, las restantes que se espetan en el film, algunas de las del matutino de ayer, en bastante relación con el de hoy, y cualesquiera otras que podáis desenclavar de por ahí.

Besos y abrazos,

Don.
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