¡Buenos días!
No nos olvidemos de que el verano (de calendario) acaba de empezar y casi que ya este mismo fin de semana las temperaturas coquetearán, con flores o sin ellas (agostadas por la calorina), con la cuarentena. De momento, para hoy están previstos 33ºC de máxima por los madriles y sol sin remilgos. Por lo demás, casi nunca recuerdo lo que olvido y no siempre olvido lo que recuerdo, aparente paradoja, o no, que ya no sé lo que pasa en los recovecos de mi memoria, olvidadiza a veces, quiera o no. Desde luego, lo que siempre tengo entre ceja y ceja es meterme en estas vivencias matutinas y dar fe escrita de ellas, no vaya a ser que se me pierdan por entre mis más recoletas y recónditas circunvoluciones cerebrales y nadie pueda sacarlas de ahí.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "A hundred flowers" ("Hyakka", 2022), de Genki Kawamura, y con Masaki Suda, Mieko Harada, y Masami Nagasawa. Es la primera película de este director japonés, que está basada en su propia novela homónima.
La mente de una mujer comienza a deteriorarse, así que su hijo, casado y que será padre en pocos meses, la lleva al médico, donde la diagnostican alzhéimer y que evolucionará rápidamente dada su relativa juventud, así que deciden ambos que ella ingresará en una residencia para que la cuiden. Mientras la madre va perdiendo aceleradamente sus recuerdos, el hijo va reviviendo y recordando eventos de su vida cuando niño con ella y que había olvidado debido a un trauma infantil provocado por su madre, además de conocer anteriores pasajes de la vida de ésta tras haber encontrado su diario de cuando era joven.
Buena película (nota: 6), agradable, bonita, emotiva por momentos, a la que le faltó un qué sé yo para arrebatarme, con la delicadeza y sensibilidad tan propias de mucho del cine japonés, de narración contenida (a pesar de algún leve exceso dramático), en sutiles trazos con elipsis y símbolos que rellenan los vacíos, que alterna el momento actual con borrosos recuerdos o ensoñaciones del pasado, la de esta historia sobre el olvido y el perdón, donde mientras la una trata de no olvidar, el otro se resiste a recordar el pasado, el doloroso para él.
Ahora, antes de que se me olvide con la despedida, ahí os dejo este ramillete de citas de sabiduría ajena:
- "Perdonar no es olvidar, y en el perdón sin olvido sobran palabras y falta corazón". (Proverbio Alemán).
- "«Puedo perdonar, pero no olvidar», es sólo otra forma de decir «no puedo perdonar»". (Henry Ward Beecher).
- "Recuerdo incluso lo que no quiero. Olvidar no puedo lo que quiero". (Marco Tulio Cicerón).
¿dónde mi recuerdo irá?
Una cosa es el recuerdo
y otra cosa recordar". (Antonio Machado).
Besos y abrazos,
Don.
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