martes, 2 de junio de 2020

Bestial matutino sin nación

¡Buenos días!

Otro extraordinario matutino que llega nosotros sin rudeza ni informático límite fronterizo que coarte su dispersión allende ellos mismos, cual civilizados ciudadanos del mundo que nos convencen de sus tesis con su argumentario, o no, pero sin cabrearse por ello. La primavera más recuerda al verano de calendario próximo a venir, trasmutando su ser poco a poco, sin violentarse con el estío que al final llegará, en menos de tres semanas, con este día soleado de 31ºC de máxima prevista por los madriles, tras las tormentillas de este pasado fin de semana.

Fin de semana en el que estuve viendo en Netflix, durante uno de los chaparrones, "Beasts of no nation" (2015), de Cary Joji Fukunaga, basado en la novela homónima de Uzodinma Iweala, y con Abraham Attah e Idris Elba. Tercer largo de este director, de quien había visto sus dos anteriores, "Jane Eyre" (2011), y "Sin nombre" (2009).

En un país africano indeterminado que se encuentra en plena guerra civil con varios bandos, un niño, travieso y espabilado, vive feliz junto a sus padres, su hermano mayor adolescente y su hermana pequeña, en una zona de seguridad controlada por las tropas de la ONU. Pero la situación cambia repentinamente, y las tropas gubernamentales, tras un golpe de estado, entran en su pueblo y arrasan con la población civil, muriendo su padre y su hermano y quedando separado de su madre, que fue previamente evacuada junto con su hermana. Huye despavorido a la selva y allí es recogido por los guerrilleros de otra facción combatiente liderada por un cruel señor de la guerra de mesiánicas maneras, donde le instruirán en el combate, manipulando su mente con consignas y drogas para que odie a todo lo que no sea su causa, viéndose obligado a cometer terribles atrocidades.

Una muy buena película (nota: 7), hermosa visualmente, este descarnado (en algún momento incluso literalmente) retrato de la guerra y sus horrores y de los niños-soldado, sin contemplaciones, aunque con cierta pátina poética en su violenta exposición del infierno terrenal, a través de la inocente mirada, que se va descastando paulatinamente henchida de alucinógenos, del chaval protagonista. Recuerda en ciertos pasajes a los episodios de "Apocalypse now" (1979) de Francis Ford Coppola en los que aparece el personaje encarnado por Marlon Brando, pero también a la calmada poética de los films de Terrence Malick. Además me recordó a una película nigeriana que vi hace años, "Ezra" (2007) de Newton Aduaka, aunque esta empieza su historia más o menos donde acaba la de la hoy glosada.

Ahora toca algo de sabiduría ajena, internacional, que nos aporte nociones para tratar de limar, si es que se puede, nuestros repuntes de brutalidad:

 - "Las tristezas no se hicieron para las bestias sino para los hombres; pero si los hombres las sienten demasiado se vuelven bestias".  (Miguel de Cervantes).

 - "El burro no es tan bestia como piensa el que lo piensa".  (Refrán).

 - "La causa justa, toda causa justa, se convierte en injusta en el momento en que la llevamos hasta sus últimas consecuencias".  (Hans M. Enzensberger).

Besos y abrazos,

Don.
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