miércoles, 17 de junio de 2020

Floral polinización matutina

¡Buenos días!

En estos últimos días de la florida primavera, según calendario, vuelvo a dejarme fecundar por estos matutinos, a los que tanto cuido, esperando germinen en mí sus anímicas poluciones, tras bullir en mis entendederas y que tan bien me sientan. La mañana nos ha florecido con un radiante sol acolchado entre regordetas nubes por entre las que retoza y con 26ºC de máxima prevista por los madriles.

Antes de ayer por la tarde estuve... ¡por fin en una sala oscura de cine!, tras unos cuantos meses de desconfinamiento cinéfilo en salas. Estuve viendo "Little Joe" (2019), de Jessica Hausner, y con Emily Beecham, Ben Whishaw, y Kit Connor. De esta directora austriaca había visto uno de sus anteriores largos, "Lourdes" (2009).

Una madre soltera trabaja en un laboratorio de I+D+i como jefa de un equipo que trata de desarrollar mediante ingeniería genética nuevas especies de plantas que beneficien a la humanidad. Su última creación es una, a la que llaman Little Joe, cuya flor tiene la propiedad de que cuando una persona la huele, si la ha cuidado con esmero, entra en un estado de plácida felicidad, sin producir aparentemente ni alergia ni ninguna otra toxicidad. Conforme va avanzando la investigación va tomando conciencia de otra inesperada e inquietante propiedad de la planta, uno de cuyos ejemplares ha llevado de incógnito a su casa, como regalo para su hijo preadolescente Joe, para paliar su sentimiento de culpa por no cuidar tanto como debiera de él, a causa de la excesiva dedicación a su trabajo.

Película morosa que me dejó frío (nota: 4), no solo por la frialdad general en sus maneras y la de sentimientos de sus personajes (y no solo tras haber sido polinizados por la flor). Es una especie de distopía, de ciencia ficción, aunque esto no tanto, que andamos cerca de conseguir parecidos logros, que nos hace reflexionar sobre los límites éticos de la ingeniería genética, y el atontamiento de nuestras sociedades, cada vez más propensos los humanos a dedicarles más tiempo a cosas, animales o plantas, que a nuestros propios congéneres. También habla de maternidad, de los previos al síndrome de nido vacío, de las dificultades de romper el cordón umbilical con los vástagos cuando hay que empezar a hacerlo gradualmente. Recuerda bastante a "La invasión de los ladrones de cuerpos" ("Invasion of the body snatchers", 1956) de Don Siegel, y sus posteriores remakes.

Ahora unas floridas citas de sabiduría ajena que dejen constancia de lo sembrados que estaban sus autores:

 - "La idea es polen luminoso de esa flor divina que se llama inteligencia. La inspiración lo arranca y el viento de la publicidad lo lleva en sus alas para fecundar almas lejanas y sedientas de saber".  (Amado Nervo).

 - "La felicidad escucha mal las amonestaciones de la prudencia; es demasiado ciega, es arrogante para ver precipicios bajo las flores que cubren su camino. Ella posee la ciencia de gozar y desprecia todas las otras".  (Concepción Arenal).

 - "Algunos aman las flores y los animales porque son incapaces de entenderse con sus semejantes".  (Sigrid Undset).

 - "La causa de los males de la humanidad es la precipitación, el deseo de ir deprisa, rigiéndose por ideas en flor. Así, las flores se ajan y los frutos nunca llegan".  (Ángel Ganivet).

Besos y abrazos,

Don.
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