¡Buenos
días!
Estos
matutinos andróginos como los mismos ángeles, que no sé muy bien cual es su
sexo, a lo mejor porque no lo tienen, porque eso es potestad de los seres
vivos, y no de todos, están en continua transformación, imperceptible en el día
a día, pero sin pausa, tanto que cuando parpadeo y veo que han pasado casi 18
años desde que me nacieron, y lo poco que se parecen entonces y ahora aun
siendo los mismos, es que ni me lo creo, y es de aplaudir y alegrarse por
ellos. Lo mismo me pasa con estos pocos días (máxima prevista para hoy de 31ºC)
de verano descafeinado, por comparación a la reciente canícula de anteriores
días, que me tienen tan exultante de alegría que palmeo a ver si se animan y
así continúan por muchos días, e incluso se me travisten en otros de retozón
frescor... pero va a ser que no, que el verano es como es, y así habrá que
aceptarlo, tal cual.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "Viva", de
Paddy Breathnach, y con Héctor Medina, Jorge Perugorría, y Luis Alberto García
(estupendas interpretaciones de los tres). Es el primer largo que veo de este
director irlandés.
Un
chico de 18 años, de generoso corazón, abandonado por su padre cuando tenía 3
años y luego huérfano de madre, cuidado por su abuela, sobrevive como puede en
La Habana peinando señoras en su casa y arreglando pelucas en un cabaret de
travestis, a la par que sueña con subirse al escenario y actuar como
transformista (o drag queen) en el espectáculo de variedades cabareteras. Lo
termina por hacer, con el nombre artístico de "Viva", pero un día
aparece su desaparecido padre, alcohólico, famoso ex-boxeador y también
ex-presidiario, al que todos daban por muerto aun sabiendo que no lo estaba, y
se instala sin permiso en su casa, comportándose como padre autoritario al que
no gustan las maneras de su hijo. Sus particulares penurias les obligarán a
convivir.
Una
buena película (nota: 6) con una estupenda fotografía, por su luz y
composición, y espléndida banda sonora de maravillosos boleros... y de algún
otro tipo de canción más, como la que se escucha al acabar el film, "El
amor" de Rafael Pérez Botija, de fabulosa letra, y desgarrada interpretaciónde Massiel, haciendo playback el personaje protagonista en la apoteosis
final. Entre el drama y el melodrama, con emoción in crescendo hacia el final,
como no puede ser menos, nos cuenta esta relación paterno-filial y sus
conflictos familiares por la condición sexual del hijo y la búsqueda de su
identidad, a la par que de trasfondo queda reflejada, como en difuminado documental,
la actual realidad social habanera, y cubana por extensión. Tiene alguna
reminiscencia de la excelente y recomendabilísima "Fresa y chocolate"
(1993) de Tomás Gutiérrez Alea y Juan Carlos Tabío, y no sólo porque Jorge
Perugorría aparezca en las dos como protagonista y en papeles antagónicos.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que ayude a transformarnos, que nada es, todo fluye,
que decía Heráclito, y también a vitorear la alegría de vivir a pesar de los
pesares:
- "La vida es un constante proceso, una
continua transformación en el tiempo, un nacer, morir y renacer". (Hermann Keyserling).
- "El verdadero heroísmo está en
transformar los deseos en realidades y las ideas en hechos". (Alfonso Rodríguez Castelao).
- "Nunca creí que pudiéramos transformar
el mundo, pero creo que todos los días se pueden transformar las
cosas". (Françoise Giroud).
- "Renunciar a mi pasión es como
desgarrar con mis uñas una parte viva de mi corazón". (Gabriele d' Annunzio).
Besos
y abrazos,
Don.
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