¡Buenos
días!
Más
que utilizarlos para lograr quien sabe qué, en ellos arguyo las reflexiones, no
sé si desvaríos, que me provocan los films que suelo ver la tarde anterior. Por
lo demás, otro día más de tórrido verano, con máximas al filo de la cuarentena,
que nos dejan touché en cuanto asomamos por la intemperie, así que no queda
otra que aprender a esquivar las certeras acometidas de los rayos solares al
abrigo de las sombras o con el escudo de cualquier artilugio a modo de parasol.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "La clase de esgrima"
("Miekkailija"), de Klaus Härö, y con Märt Avandi, Ursula Ratasepp, y
Lembit Ulfsa. Es el quinto largo y primero que veo de este director finés.
A
principios de la década de los 50, un joven campeón de esgrima llega de
incógnito a un pequeño pueblo de Estonia, que la Unión Soviética se anexionó
tras la II Guerra Mundial, escondiéndose de la policía secreta de Stalin que le
persigue. Allí se encarga de impartir las clases de educación física del
colegio. Además funda un club deportivo de esgrima donde los chavales se
apuntan con entusiasmo, toda una novedad para su aburrida existencia,
convirtiéndose en la figura paternal que necesitan, dado que la mayoría son
huérfanos de guerra. Este éxito provoca las cicateras envidias e insidias del
anodino y mediocre director, quien logra averiguar su verdadera identidad, al
indagar en su pasado. Cuando éste alcance al profesor, deberá decidir entre
huir y salvarse o no defraudar a sus pupilos.
Una
buena película (nota: 6), agradable y de ritmo pausado, con momentos de
contenida emoción, y alguna ligera sobredosis de épica deportiva al final, no
muy de mi agrado en general, aunque tolerable en este caso, por la contención
general en los modos de narrar, así que no me llegó la sangre al río. A través
de esta historia de profesor que dota de nuevas ilusiones a la gris vida de sus
alumnos se nos habla de lo importante que son ciertas personas para marcar el
buen camino de otras, muy especialmente si son niños.
Ahora
algo de sabiduría ajena, un útil útil que, bien usado, puede proporcionarnos
grandes logros:
- "La verdadera inteligencia no es una
herramienta, sino una mano capaz de esgrimir con provecho cualquier herramienta
de la que se trate". (Thomas
Carlyle).
- "Excelente maestro es aquel que,
enseñando poco, hace nacer en el alumno el gran deseo de aprender". (Arturo Graf).
- "Lo que el maestro es, es más
importante que lo que enseña". (Karl
A. Menninger).
- "Uno recuerda con aprecio a sus
maestros brillantes, pero con gratitud a aquellos que tocaron nuestros
sentimientos". (Carl Gustav Jung).
- "Con mis maestros he aprendido mucho;
con mis colegas, más; con mis alumnos todavía más". (Proverbio hindú).
- "Todos pueden superar sus
circunstancias y alcanzar el éxito si tienen dedicación y pasión por lo que
hacen". (Nelson Mandela).
Besos
y abrazos,
Don.
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