lunes, 18 de julio de 2016

Matutina metamorfosis nada apolillada

¡Buenos días!

El verano, en su constante cambio y aparente errático devenir, cual mariposa buscando quien sabe qué, nos ha vuelto a estampar de bruces, cual polilla cegada por la luz, contra la calorina más arrebatada, que hoy las temperaturas máximas volverán a rozar con suavidad, casi sin tocarla, la cuarentena, y por mucho que aleteen los lepidópteros será imposible que la brisa que levanten nos refresque lo más mínimo ni nos provoque el más mínimo efecto.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "The Duke of Burgundy", de Peter Strickland, y con Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna. Es el tercer largo de este director británico y primero suyo que veo.

Dos entomólogas, especialistas en mariposas y polillas, viven su amor a través de un pautado ritual, entre el fetichismo y el delicado sadomaso, con una dominanta y la otra sumisa, que se repite un día tras otro sin apenas variaciones. Pero llega un momento en que una de las amantes empieza a desear una relación más normal, mientras la otra se va obsesionando y queriendo cada vez más ahondar por el camino que están llevando. Esto puede que haga tambalear su amorosa relación.

Una bastante insólita película (nota: 5), que me produjo sentimientos encontrados, muy sensorial y de turbadoras atmósferas cerradas de crisálida y algún espacio abierto en el que aletear libremente, realmente fascinante en lo visual, con una fotografía hermosísima, y una sugerente banda sonora, pero que durante gran parte de su metraje casi que me aburrió, aunque al final consiguió atraparme por su sutil inteligencia emocional en el retrato de una relación amorosa, sea del tipo que sea, que debe subsistir ante la rutina, los eventuales celos, y cualesquiera otros vaivenes amorosos por ambas partes.

Con maneras estilísticas de cierto tipo de cine de los años 70, en parte del erótico, pero tamizado por maneras muy esteticistas; con un modo de narrar suavísimamente sincopado; al final me indujo a similares reflexiones que me produjo otro film, antiguo, que vi hace unos diez años, "El sirviente" ("The servant", 1963) de Joseph Losey, y que plasmé en su correspondiente matutino. Dicho de otro modo, si hay un desequilibrio de poder en una pareja, en el que uno domina más que otro, ¿realmente el que aparentemente domina es el verdadero director de hacia dónde va la relación? En cualquier caso, haya equilibrio o desequilibrio, siempre hay un toma y daca entre ambas partes, y en su buena conjugación está la clave, siempre con el verdadero amor de por medio.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro evita se apolillen nuestras mentes con aleteos de aire fresco:

 - "¿Qué es el amante; qué el amado? Su diferencia no es de cantidad, sino de calidad. En toda relación amorosa hay, en último término, un devoto y un Dios, un esclavo y un amo. Uno habla y el otro responde".  (Antonio Gala).

 - "Sólo podemos dominar a la naturaleza si la obedecemos".  (Francis Bacon).

 - "Sobre la gran balanza de la fortuna, raramente se detiene el fiel; debes subir o bajar; debes dominar y ganar o servir y perder, sufrir o triunfar; ser yunque o martillo".  (Goethe).

 - "La manera en que una persona toma las riendas de su destino es más determinante que el mismo destino".  (Karl W. von Humboldt).

Besos y abrazos,

Don.
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