¡Buenos
días!
El
verano, en su constante cambio y aparente errático devenir, cual mariposa
buscando quien sabe qué, nos ha vuelto a estampar de bruces, cual polilla
cegada por la luz, contra la calorina más arrebatada, que hoy las temperaturas
máximas volverán a rozar con suavidad, casi sin tocarla, la cuarentena, y por
mucho que aleteen los lepidópteros será imposible que la brisa que levanten nos
refresque lo más mínimo ni nos provoque el más mínimo efecto.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "The Duke of Burgundy",
de Peter Strickland, y con Sidse Babett Knudsen y Chiara D'Anna. Es el tercer
largo de este director británico y primero suyo que veo.
Dos
entomólogas, especialistas en mariposas y polillas, viven su amor a través de
un pautado ritual, entre el fetichismo y el delicado sadomaso, con una
dominanta y la otra sumisa, que se repite un día tras otro sin apenas
variaciones. Pero llega un momento en que una de las amantes empieza a desear
una relación más normal, mientras la otra se va obsesionando y queriendo cada
vez más ahondar por el camino que están llevando. Esto puede que haga tambalear
su amorosa relación.
Una
bastante insólita película (nota: 5), que me produjo
sentimientos encontrados, muy sensorial y de turbadoras atmósferas cerradas de
crisálida y algún espacio abierto en el que aletear libremente, realmente
fascinante en lo visual, con una fotografía hermosísima, y una sugerente banda sonora,
pero que durante gran parte de su metraje casi que me aburrió, aunque al final
consiguió atraparme por su sutil inteligencia emocional en el retrato de una
relación amorosa, sea del tipo que sea, que debe subsistir ante la rutina, los
eventuales celos, y cualesquiera otros vaivenes amorosos por ambas partes.
Con
maneras estilísticas de cierto tipo de cine de los años 70, en parte del
erótico, pero tamizado por maneras muy esteticistas; con un modo de narrar
suavísimamente sincopado; al final me indujo a similares reflexiones que me
produjo otro film, antiguo, que vi hace unos diez años, "El sirviente" ("The servant", 1963) de
Joseph Losey, y que plasmé en su correspondiente matutino. Dicho de otro modo,
si hay un desequilibrio de poder en una pareja, en el que uno domina más que
otro, ¿realmente el que aparentemente domina es el verdadero director de hacia
dónde va la relación? En cualquier caso, haya equilibrio o desequilibrio,
siempre hay un toma y daca entre ambas partes, y en su buena conjugación está
la clave, siempre con el verdadero amor de por medio.
Ahora
algo de sabiduría ajena, que seguro evita se apolillen nuestras mentes con
aleteos de aire fresco:
- "¿Qué es el amante; qué el amado? Su
diferencia no es de cantidad, sino de calidad. En toda relación amorosa hay, en
último término, un devoto y un Dios, un esclavo y un amo. Uno habla y el otro
responde". (Antonio Gala).
- "Sólo podemos dominar a la naturaleza
si la obedecemos". (Francis Bacon).
- "Sobre la gran balanza de la fortuna,
raramente se detiene el fiel; debes subir o bajar; debes dominar y ganar o
servir y perder, sufrir o triunfar; ser yunque o martillo". (Goethe).
- "La manera en que una persona toma las
riendas de su destino es más determinante que el mismo destino". (Karl W. von Humboldt).
Besos
y abrazos,
Don.
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