martes, 26 de julio de 2016

Musical y crepuscular elegía matutina

¡Buenos días!

Es tanta la fuerza del sol en estos días de tórrida calorina estival, con máximas térmicas que vuelven otra vez a dejarse querer por la cuarentena, que parece no llegar jamás a su ocaso diario. El caso es que llega, pero no lo parece. Añoro, sin lamentar mucho su ausencia, que algún día volverá, el gratificante frescor de hace ya muchas semanas, tantas que casi se me olvidó, y me dejo aplatanar por la canícula, tanto que ni fuerzas me deja para tararear algo desentonadamente a ver si cae algún chaparrón y refresca.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Sunset song", de Terence Davies, basada en la novela homónima de Lewis Grassic Gibbon, y con Agyness Deyn, Peter Mullan, y Kevin Guthrie. De este director británico había visto tan sólo su anterior film, "The deep blue sea" (2011).

A principios del s,XX, poco antes de comenzar la I Guerra Mundial, en una aislada granja de un pequeño pueblo escocés, vive y subsiste una familia cultivando la tierra. La hija mayor, adolescente, sueña con ser maestra, y su vida, y la de toda la familia, es condicionada por el autoritario y violento padre. Pocos años después se queda sola al cargo de la granja, se enamora, se casa, tiene un hijo, y comienza la guerra.

Una buena película (nota: 6), espléndida formalmente, este drama, familiar en su primera parte, cuando se narra la adolescencia de la protagonista, y romántico en la segunda, por su apasionada historia de amor. Bellísima fotografía, exquisita, muy pictórica, por luz, composición y encuadres. Historia de esta mujer enclaustrada en la apartada granja, apegada a su terruño, que decide renunciar a sus sueños y que va perdiendo rápidamente la inocencia infantil, forjando su carácter, por la fuerza de los acontecimientos, muy especialmente por las nefastas consecuencias de los bélicos. Narrada poéticamente por la joven, está impregnada de lírica melancolía, con su punto de desgarro, a la vez que es áspera y desabrida, por momentos, como el mismo clima escocés.

Ahora algo de sabiduría ajena, con unas pocas citas que he ido eligiendo de aquí y de allá:

 - "El ocaso de una gran esperanza es como el ocaso del sol: con ella se extingue el esplendor de nuestra vida".  (Henry Wadsworth Longfellow).

 - "«Mi corazón es joyero de tu beso», dijo la nube de ocaso al sol".  (Rabindranath Tagore).

 - "Lleva tu cruz cantando y no suspirando. En todo mercado vale más una sonrisa que mil lamentos".  (Charles Lamb).

Besos y abrazos,

Don.
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