¡Buenos
días!
Tras
unos pocos días en los que el verano se nos vino a menos, bajando sus febriles
y desmesurados calores, cosa que se agradece, parece que hoy va volviendo por
sus fueros y nos agobia de nuevo con calor desmedido, que no nos deja ni a sol
ni a sombra, con máximas previstas de 35ºC, y nos roba los humores -los
sudorosos-, y casi la necesaria intimidad. Habrá que ir soportándolo con buen
humor hasta que se vayan por sí solos, o nos tengamos que ir a lugares más
frescos, ya veremos, lo que antes tenga que suceder.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo "Lolo, el hijo de mi novia"
("Lolo"), de Julie Delpy, y con ella misma (también de co-guionista),
Dany Boon, Vincent Lacoste, y Karin Viard. Es el sexto largo como directora de
esta también actriz y guionista, de quien había visto tres de sus anteriores
como directora, "Dos días en Nueva York" ("2 days in New
York", 2012), "El Skylab" ("Le Skylab", 2011) y "Dos días en París" ("Deux jours à Paris",
"2 days in Paris", 2007); y varios como actriz, como esa deliciosa
trilogía fílmica de Richard Linklater: "Antes del amanecer" ("Before sunrise", 1995),
"Antes del atardecer" ("Before sunset", 2004),
y "Antes del anochecer" ("Before midnight",
2013).
Una
parisina divorciada, cuarentona, e hipocondríaca, ejecutiva del mundo de la
moda, pasa unas vacaciones junto a su mejor amiga en Biarritz, donde conoce a
otro divorciado, un informático provinciano bonachón, algo friki y nada glamuroso.
Lo que comienza como una aventura de verano, se consolida en amor y él se
traslada a París para vivir juntos. Pero en su casa también está el adorado
hijo de ella, un veinteañero malcriado, egoísta y manipulador empeñado en
dificultar todo lo posible este incipiente noviazgo, para así volver a
conseguir monopolizar todos los mimos de mamá.
Una
buena película (nota: 6) con la que eché algunas risas, con algunos
altibajos, que nos habla de la eterna adolescencia de los hijos malcriados, y
las nefastas consecuencias para los padres que no supieron hacerlo bien, por
consentirlos en exceso. Todos los personajes son algo neuróticos, pero más la
madre, y sobre todo el psicótico hijo. También es una comedia romántica,
perturbada por las malévolas trapacerías del muchacho que no quiere perder la
insana relación con su madre.
Ahora
algo de sabiduría ajena que seguro nos ayuda a evitar cualquier tipo de
padecimiento:
- "La adolescencia ha sido la única época
de mi vida en la que he aprendido algo".
(Marcel Proust).
- "Quien no tiene el espíritu propio de
su edad padece toda la desgracia de su edad". (Voltaire).
- "La tontería es la más extraña de las
enfermedades: el enfermo nunca sufre, los que de verdad la padecen son los
demás". (Paul Henri Spaak).
Besos
y abrazos,
Don.
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