¡Buenos días!
Otra mañana más de la que
disfruto al máximo y por la que no recibo soldada alguna por ello, que la mayor
parte de lo mejor de la vida es y se hace gratis, aquí, a la vera del
Mediterráneo, donde me encuentro temporalmente, por unas semanas... cosas del
sueldo que cobro por trabajar. Seguimos de suavidad térmica, con máximas por
doquier que rondan, por arriba o por abajo, los 20ºC, pero al contrario que en
la meseta, donde por las noches ya hace frío, rozando la helada, aquí, gracias
al benefactor influjo térmico del mar, son tibias y dulces... killing me
softly, que dice la canción que cantaba Roberta Flack.
Pues bien, estuve en el cine
viendo "Sicario", de Denis Villeneuve, y con
Emily Blunt, Benicio Del Toro, y Josh Brolin. De este director canadiense había
visto sus tres últimos films, la espléndida "Enemy" (2013), la sobresaliente "Prisioneros" ("Prisoners", 2013), y la
magistral "Incendies" (2010).
En la zona fronteriza entre
Estados Unidos y México, una joven e idealista agente del FBI, jefa de un
equipo de acción rápida, es reclutada por una fuerza de élite gubernamental
para operaciones encubiertas que lucha contra el narcotráfico bordeando siempre
la ley, cuando no traspasándola. Está bajo el mando de un enigmático asesor de
turbio pasado que, junto a un misterioso agente colombiano, preparan una misión
clandestina en México, lo que hará que nuestra protagonista se cuestione sus
reglas morales si quiere conseguir acabar con los delincuentes, mientras es
noqueada por la crudísima y extrema realidad violenta a la que se enfrenta.
Buenísima película (nota:
7), impactante, de impecable factura y contundente escena inicial,
que no baja el listón de la intensa tensión a la que está sometida la
protagonista. Sin embargo no me gustó tanto como las anteriores que he visto de
este brillantísimo director.
Historia sucia sobre
elecciones y dilemas morales, de venganzas, de turbias fronteras, de retorcer
las normas para enfrentarse a nihilistas delincuentes, mediante no menos
cínicos servidores de la ley, de zonas grises, sin buenos ni malos. Brutal
choque de violenta realidad frente a primerizos idealismos, donde todo pierde
el sentido, donde todos son unos peleles a manos de otros, unos por venganza,
otros por altruista quijotismo, prisioneros de ambos sentimientos.
Ahora algo de sabiduría
ajena, una pizca de renovada vitalidad para nuestras entendederas y que quizá
nos ayude a no vendernos por unas monedas y no cegarnos por los nobles ideales:
- "Un aumento de sueldo es como un
martini: sube el ánimo, pero sólo por un rato". (Dan Seligman).
- "Mi misión es matar el tiempo y la de
éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos". (Emil Cioran).
- "Lo maravilloso de la guerra es que
cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios
antes de lanzarse a exterminar a su prójimo". (Voltaire).
Besos y abrazos,
Don.
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