miércoles, 18 de noviembre de 2015

Matutino vividor a sueldo

¡Buenos días!

Otra mañana más de la que disfruto al máximo y por la que no recibo soldada alguna por ello, que la mayor parte de lo mejor de la vida es y se hace gratis, aquí, a la vera del Mediterráneo, donde me encuentro temporalmente, por unas semanas... cosas del sueldo que cobro por trabajar. Seguimos de suavidad térmica, con máximas por doquier que rondan, por arriba o por abajo, los 20ºC, pero al contrario que en la meseta, donde por las noches ya hace frío, rozando la helada, aquí, gracias al benefactor influjo térmico del mar, son tibias y dulces... killing me softly, que dice la canción que cantaba Roberta Flack.

Pues bien, estuve en el cine viendo "Sicario", de Denis Villeneuve, y con Emily Blunt, Benicio Del Toro, y Josh Brolin. De este director canadiense había visto sus tres últimos films, la espléndida "Enemy" (2013), la sobresaliente "Prisioneros" ("Prisoners", 2013), y la magistral "Incendies" (2010).

En la zona fronteriza entre Estados Unidos y México, una joven e idealista agente del FBI, jefa de un equipo de acción rápida, es reclutada por una fuerza de élite gubernamental para operaciones encubiertas que lucha contra el narcotráfico bordeando siempre la ley, cuando no traspasándola. Está bajo el mando de un enigmático asesor de turbio pasado que, junto a un misterioso agente colombiano, preparan una misión clandestina en México, lo que hará que nuestra protagonista se cuestione sus reglas morales si quiere conseguir acabar con los delincuentes, mientras es noqueada por la crudísima y extrema realidad violenta a la que se enfrenta.

Buenísima película (nota: 7), impactante, de impecable factura y contundente escena inicial, que no baja el listón de la intensa tensión a la que está sometida la protagonista. Sin embargo no me gustó tanto como las anteriores que he visto de este brillantísimo director.

Historia sucia sobre elecciones y dilemas morales, de venganzas, de turbias fronteras, de retorcer las normas para enfrentarse a nihilistas delincuentes, mediante no menos cínicos servidores de la ley, de zonas grises, sin buenos ni malos. Brutal choque de violenta realidad frente a primerizos idealismos, donde todo pierde el sentido, donde todos son unos peleles a manos de otros, unos por venganza, otros por altruista quijotismo, prisioneros de ambos sentimientos.

Ahora algo de sabiduría ajena, una pizca de renovada vitalidad para nuestras entendederas y que quizá nos ayude a no vendernos por unas monedas y no cegarnos por los nobles ideales:

 - "Un aumento de sueldo es como un martini: sube el ánimo, pero sólo por un rato".  (Dan Seligman).

 - "Mi misión es matar el tiempo y la de éste matarme a su vez. Se está bien entre asesinos".  (Emil Cioran).

 - "Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo".  (Voltaire).

Besos y abrazos,

Don.
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