miércoles, 8 de julio de 2015

A lomos de los paradisiacos matutinos

¡Buenos días!

Otra mañana más en la que cabalgo hacia ellos, sin desbocarme, para disfrutar tranquilamente de mi momentáneo paraíso mañanero, que se me abre de par en par a mi glorioso paso, y donde mis hadas y ninfas, cual si fueran gentiles huríes, me colman de bienestar. Me siento su elegido. Pero esto no es más que ficción, así que luego toca volver a la cruda realidad, casi infernal, con sofocantes máximas rondando la cuarentena, y ya llevamos así muchos días, ¡y los que nos quedan!; y lo peor, sudorosas noches, en las que el forzado insomnio puede provocar quijotescos delirios de grandeza... puramente lisérgicos, defectuoso producto de nuestro deshidratado cerebro, sorbido por el calor y la falta de sueño (y sueños).

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Los caballos de Dios" ("Les chevaux de Dieu"), de Nabil Ayouch, basada en la novela de Mahi Binedine "Les étoiles de Sidi Mumen", y con Abdelhakim Rachid, Abdelilah Rachid, Hamza Souidek, Ahmed El Idrissi Amrani, y Badr Chakir. Es el primer largo que veo de este director francés de origen marroquí. Esta película, en la que se conjetura como pudo ser la vida de los suicidas de los atentados de Casablanca en 2003, ganó la espiga de oro de la Seminci de Valladolid de... 2012. Con algo de retraso, pues, por decir algo, se ha estrenado por estos lares.

Un chaval de 10 años malvive con su familia en un mísero poblado chabolista de Casablanca junto a su sufrida madre, padre depresivo, y dos de sus tres hermanos: el mayor está en el ejército, el siguiente es autista y el penúltimo, de 13 años, es el jefecillo de la panda del barrio y protector de su hermano menor. Pasa el tiempo con sus amigos, y años después su hermano inmediatamente mayor acaba en la cárcel. Tras dos años sale convertido en fundamentalista islámico, y convence a su hermano pequeño y sus amigos para que se unan a su hermandad, donde el líder espiritual les adoctrina y prepara físicamente. Tiempo después les comunica que han sido elegidos para convertirse en mártires.

Una muy buena película (nota: 7) este duro drama, no exento de cierto aire poético, muy bien narrada, y montada (incluso cabalgada), en la que se muestran claramente las raíces de la expansión del fundamentalismo islámico, conociendo estupendamente, director y guionistas, los sutiles entresijos de este fenómeno que últimamente ha explotado y va a más. Miseria, delincuencia juvenil, falta de expectativas, germen y caldo de cultivo para el odio fundamentalista, donde los jóvenes son manipulados religiosamente y su cerebro lavado con esmero, cual ablución antes de la oración. Chicos de barrio chabolista, maltratados y vapuleados por todos, incluso por ellos mismos, abocados al abismo, sin nada que perder, porque nada tienen, se lanzan ciegamente a él, porque nada más ven o les dejan ver. Trata de similares temas que "Paradise now" (2005) de Hany Abu-Assad.

Ahora algo de sabiduría ajena, paraíso de nuestras entendederas:

 - "Caballo que vuela no quiere espuela".  (Refrán).

 - "Unos nacieron con estrella, y otros estrellados".  (Refrán).

 - "Tienes que desconfiar del caballo por detrás de él; del toro, cuando estés de frente; y de los clérigos, de todos lados".  (Miguel de Cervantes).

 - "El mentir de las estrellas
es muy seguro mentir,
porque ninguno ha de ir
a preguntárselo a ellas".  (Francisco de Quevedo).

 - "Cuanto antes nos percatemos de que nuestro destino está en nosotros mismos, y no en las estrellas, tanto mejor para nosotros".  (Axel Munthe).

 - "Los hombres temen a los mismos dioses que han inventado".  (Lucano).

 - "Aquel a quien aman los dioses muere joven".  (Menandro).

Besos y abrazos,

Don.
_____

No hay comentarios: