jueves, 31 de mayo de 2012

Matutino asilvestrado, que no salvaje

¡Buenos días!

Otro día más de cálida primavera (máximas previstas para hoy, en "los madriles", de en torno a 35ºC), siempre montaraz y que jamás hace lo que esperamos de ella, que parece que se nos va haciendo verano a cada día que pasa, madurando ella misma y haciendo que todo madure en su transcurrir. Sigo rodeado de mis en apariencia revoltosas hadas y ninfas, que no lo son en sí, sino que no hacen otra cosa que lo que su natural albedrío les indica y las circunstancias les permiten; no hay más que saber mirar (y comprender) adecuadamente.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Los niños salvajes" ("Els nens salvatges"), de Patricia Ferreira, y con Marina Comas, Àlex Monner, y Albert Baró. Es el cuarto largo de esta directora, y tercero suyo que veo tras la estupenda "El alquimista impaciente" (2001) y "Para que no me olvides" (2005). Me falta por ver su debut, en el año 2000, con "Sé quién eres".

Tres adolescentes urbanos de 15 años, una chica y dos chicos, perfectamente normales, amigos y compañeros de instituto, viven día a día, con su natural indisciplina, y condicionados por diversas situaciones familiares y escolares, cada uno arrastrando sus propios problemas. Tras pasar una noche juntos, algo terrible y absolutamente inesperado sucederá.

Otra estupenda película de su directora, una especie de thriller contado en largos flashbacks, bueno, más bien, que los flashes no pueden ser largos, flashforwards hacia los que fluye el devenir de la historia y donde se termina por desvelar el misterio.

Una historia de adolescentes incomprendidos por sus padres y profesores, el eterno conflicto generacional, generaciones que no se hablan, no se entienden, pues reclaman (indirectamente) más atención de ellos, y que saben lo que quieren aunque se sientan desorientados (o viceversa). También de la necesaria educación que reciben, no siempre impartida del modo más adecuado, tanto en hogares como en escuelas. Como dice la directora, ¿son realmente salvajes (aunque no delincan ni se droguen ni sean violentos), o solo lo parecen a los ojos de los adultos? ... Si vais a verla no dejéis de prestar atención a la demoledora frase con la que acaba la película, y que dice la niña protagonista, absolutamente ambigua e inquietante, de las que hacen reflexionar profundamente en que sociedad vivimos.

En cierto modo, me recordó a otro film, también excelente aunque todavía más inquietante, que vi hace dos meses, "Tenemos que hablar de Kevin" ("We need to talk about Kevin"), de Lynne Ramsay.

Ahora, algo de sabiduría ajena con la que tratar de serenar nuestras más indómitas pulsiones, pero tampoco demasiado, para no adocenarnos:

 -"Si los hijos no hubiesen sido más inteligentes que los padres, la humanidad no hubiera evolucionado"  (Proverbio checo, que le oí citar a Camilo José Cela hace unos años).

 - "Esta juventud está malograda hasta el fondo del corazón. Los jóvenes son malhechores y ociosos. Ellos jamás serán como la juventud de antes. La juventud de hoy no será capaz de mantener nuestra cultura".  (Ruinas de Babilonia, hace más de 4.000 años).

 - "No hay ni malas hierbas ni hombres malos. No hay más que malos cultivadores".  (Víctor Hugo).

 - "Los hombres son siempre niños, aun cuando a veces asombren por su crueldad. Siempre necesitan educación, tutela y amor".  (Máximo Gorki).

 - "Como llegan lejos los rayos de aquella pequeña bujía, así brilla una buena acción en un mundo salvaje".  (William Shakespeare).

Besos y abrazos,

Don.
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