viernes, 1 de junio de 2012

Matutino semental

¡Buenos días!

Espero que las simientes de estos matutinos, esparcidas al albur de los bits cibernéticos, germinen y preñen doquiera que sean bien recibidas. Algún día, imagino, volverán a mi regazo los frutos de tal empresa, la mar de gratificante, aunque sea muchas veces resultado del onanismo de mis neuronas ... una paja mental, ¡vaya!, hablando en plata ... Y a menos de tres semanas para el solsticio de verano, el tórrido calor de estos días sigue madurando el producto de pasadas efusiones primaverales, más frescas y húmedas aquellos días, tanto vegetales como animales.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo un film canadiense, que desde ya os recomiendo encarecidamente que vayáis a ver, que me entusiasmó, porque me emocionó e hizo reir en abundancia. Se trató de "Starbuck", de Ken Scott, y con Patrick Huard, Julie Lebreton, y Antoine Bertrand. Es el segundo largo, y primero suyo que veo, de este director y guionista.

Un cuarentón inmaduro, de alma adolescente, un botarate, un calavera, un calamidad lleno de deudas que trabaja en la humilde empresa familiar, va a ser abandonado por su novia a causa de su irresponsabilidad, a la par que ella le comunica que está embarazada de él. Además, se entera de que fruto de sus masivas donaciones de esperma para conseguir dinero veinte años atrás, bajo el seudónimo de Starbuck (que podría traducirse como semental), y por una falta de control de la clínica de fertilidad, tiene 533 hijos repartidos por el mundo, 142 de los cuales se han unido para demandar a la clínica para que les revele su identidad. En un repentino ataque de responsabilidad paternal, decide ejercer, bajo anonimato absoluto, de ángel de la guarda de ellos, ayudándoles en lo que puede. Mientras tanto, él también demanda a la clínica para seguir consiguiendo dinero para cubrir sus deudas.

Una espléndida tragicomedia que, a pesar de algunos pequeños flecos pasados de ternurismo (sobre todo hacia el final), me encandiló y, como antes dije, os recomiendo que vayáis a ver sin falta. Una original y divertidísima reflexión sobre la paternidad en nuestros días, sobre este tarambana que termina por redimirse y madurar en el proceso. Una calidoscópica visión de los diversos problemas, cada uno de su padre y de su madre (bueno, en este caso cada uno de su madre, que el padre es casi constante), a los que se enfrentan los padres del mundo, concentrados en este inmenso semental por azaroso artificio.

Ahora, ahí os dejo unas semillas de sabiduría ajena que espero terminen de fructificar con el abono de vuestras mentes:

 - "No nos cansemos de sembrar en nuestro camino simientes de benevolencia y de simpatía. Se perderán muchas, sin duda alguna, pero con que una sola fructifique, perfumará nuestro camino y alegrará nuestros ojos".  (Madame de Swetchine).

 - "La tierra nunca devuelve sin interés la simiente que recibió".  (Cicerón).

 - "El remordimiento precede a la virtud, como la aurora al día".  (Henri Lacordaire).

 - "Tener hijos no le convierte a uno en padre, del mismo modo que tener un piano no lo vuelve pianista".  (Michel Levine).

 - "Los padres, para ser felices, tienen que dar. Dar siempre, esto es lo que hace un padre".  (Honoré de Balzac).

Besos y abrazos,

Don.
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