¡Buenos días!
Prima facie (a primera o simple vista) parece que estos legales, por leales, días de veroño meteorológico, en cierto modo equidistantes entre ambas estaciones, no son deshonestos con nosotros, nos dan lo que podría esperarse de ellos, sin mentirnos ni llevarnos a engaño, como lo que nos toca en el día de hoy, con sol y leve brisa que refresca (si te pones a la sombra) los 29ºC previstos por los madriles; pero si rascamos de verdad, no nos vayamos a violentar, seguro que hay más chicha. Bueno, pues sin más entro en profundidad en otro de mis matutinos, por supuesto con su consentimiento, a tratar de disfrutar de lo que me pueda deparar.
Este pasado fin de semana estuve en el teatro viendo la obra "Prima facie", escrita por Suzie Miller (2019), dirigida por Juan Carlos Fisher, e interpretada por Victoria Luengo, ella sola (impresionante actriz), que podría decirse que es un monólogo, aunque no lo sea sensu stricto (en sentido estricto), cuestión de matices, pues también habla por boca de otros personajes secundarios.
Una joven y brillante abogada defensora penalista que disfruta ganando sus pleitos, lo que consigue la mayoría de las veces dado su impecable e implacable desempeño profesional, muchas veces defendiendo a hombres acusados de agresión sexual, de los que no le importa lo más mínimo si eran culpables o no, ha conseguido llegar a lo más alto en ese elitista mundo, predominantemente masculino, desde sus humildes orígenes. Pero un inesperado acontecimiento, muy traumático para ella, la hará tener que enfrentarse cara a cara a la fina y borrosa línea que hay entre lo legal y lo justo, que hasta ahora había sido incapaz de ver pues le parecían lo mismo.
Excelentísima obra de teatro (nota: 10), por forma (minimalista) y contenido (profundísimo), de rota linealidad temporal, cuyo visionado debería ser tanto de obligado cumplimiento como difundirse urbi et orbi (a los cuatro vientos), y que, podría decirse, consta de dos partes bien diferenciadas, tanto monta, monta tanto, la primera mostrándonos el desempeño profesional de la protagonista, y la segunda sufriendo en su propia alma las consecuencias de lo anterior tras el traumático incidente padecido en sus propias carnes. En todo momento, apabullante, vibrante, agilísima, honda e inteligentísima, te agarra bien agarrado desde el mismo comienzo, muy intensamente, te encandila y te zarandea hasta descoyuntarte cualquier atisbo de duda sobre los hechos (y emociones) mostrados, ambos indisolublemente unidos, no hay legal quid pro quo posible aquí. Y lo dicho antes, a sus pies, ¡chapeau señora Luengo!, luenga ovación la mía.
Ahora os invito a que leáis estas cuatro citas de sabiduría ajena, no precisamente por encima, sino que sinceramente profundicéis en cada una individualmente y en ellas en conjunto, y quizá veáis nuevas perspectivas:
- "Vale más un testigo de vista que diez de oídas". (Plauto).
- "Se dice que existen tres clases de testigos: los que han visto bien, pero dudan de lo que han visto; los que han visto mal, pero creen haber visto bien; y los que no han visto nada y aseguran haber visto todo". (Marco Aurelio Almazán).
- "Como todos los grandes viajeros, yo he visto más cosas de las que recuerdo, y recuerdo más cosas de las que he visto". (Benjamín Disraeli).
- "Cuando dos puntos de vista erróneos se expresan con igual intensidad, la verdad no se encuentra necesariamente a medio camino entre ambos. Es posible que uno de ellos sea simplemente erróneo". (Richard Dawkins).
Besos y abrazos,
Don.
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