lunes, 24 de abril de 2023

Ofuscado con mis matutinos

¡Buenos días!

Me deslumbran con su mera presencia, dejo que se metan en mi interior, o yo en ellos, que tanto monta, aunque creo que la cosa es mutua, y siempre sabiendo que esta turbación, este trastorno, es meramente lúdico y pasajero, casi que terapéutico, podría decirse. Por lo demás, esta ardorosa primavera sigue obcecada en remedar al verano antes de tiempo, que todavía estamos en abril, con días cada vez más calurosos, hasta llegar incluso a superar holgadamente la treintena en lo que a temperaturas máximas se refiere. De momento, para hoy, tan solo (¿tan solo?) 26ºC de máxima prevista por los madriles, con sol, algunas nubes y ligera brisa.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "La mujer de Tchaikovsky" ("Zhena Chaikovskogo", 2022), de Kirill Serebrennikov, y con Alyona Mikhailova y Odin Lund Biron. De este director ruso había visto una de sus anteriores películas, "Betrayal (Traición)" ("Izmena", 2012).

Segunda mitad del siglo XIX en Rusia. Una joven conoce al compositor Piotr Chaikovski, mayor que ella, en una fiesta en casa de su tía. Se enamora al instante, casi que obsesivamente, y hará todo lo posible por contactar nuevamente con él y pedirle matrimonio. De primeras la rechaza, pero cinco años después se casan, haciéndola prometer antes a ella que nada de amores pasionales ni carnales y que solo se tratarán cual si fueran hermanos. Ya desde el mismo día de la boda él deja claro que prefiere estar con su círculo de amigos que con ella, distanciándose cada vez más, hasta que llega un momento en que él la rechaza sin miramientos, se va de casa (y del país) y meses después del matrimonio le pide el divorcio (a través de sus abogados), lo que no acepta bajo ningún concepto.

Una buena película (nota: 6), espléndida visualmente y en sus facturas técnica y artística, de preciosa fotografía, por su luz, oscura y sombría en general, por sus encuadres y composición, y por las coreografías de los personajes al moverse. Historia densa, de ritmo lento (y demasiado larga), árida por momentos, no apta para cualquier público, aunque fascinante por otro lado, abstracta, donde se confunde la realidad con lo que proyectan la torturada mente y el tormentoso mundo interior de su protagonista, la de esta mujer obsesionada en su amor desmedido, idolatrado, y con nula correspondencia, casi hasta la locura y la autodestrucción y propia denigración, ninguneada por todos, que no puede ver la auténtica condición sexual de su marido que se casó sin amor, únicamente por acallar maledicencias sobre él.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, que quizá nos ayuden a ver mejor la realidad de lo que nos rodea:

 - "Quizás fue su capacidad para sorprender lo que me deslumbró de ella, lo que a lo largo de los años me mantuvo tenazmente enamorado de ella".  (Miguel Delibes).

 - "¿Por qué nos alegramos en las bodas y lloramos en los funerales? Porque no somos la persona involucrada".  (Mark Twain).

 - "Así como los ojos de los murciélagos se ofuscan a la luz del día, de la misma manera a la inteligencia de nuestra alma la ofuscan las cosas evidentes".  (Aristóteles).

Besos y abrazos,

Don.

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