¡Buenos
días!
Se
me olvidaron los ya para mí lejanos días de frescor ambiente en esta jornada de
canónico verano, que no anda muy lejos de la tórrida canícula, con máxima
prevista para hoy de 33ºC por los madriles, con sol y alguna nube perdida y sin
saber por donde se mete, y a la que trato de encontrar a ver si me proporciona
alguna sombra que me cobije, persiguiéndola al vaivén de la brisa.
Este
fin de semana estuve en el cine viendo una de animación por ordenador. Se trató
de "Buscando a Dory" ("Finding Dory"), de
Andrew Stanton y Angus MacLane. Es el debut en el largo del segundo
co-director, y el quinto para el primero, de quien había visto todos sus cuatro
anteriores sea como director o co-director: "John Carter" ("John Carter of Mars", 2012),
"Wall-E" (2008), "Buscando a Nemo" ("Finding Nemo", 2003), y
"Bichos, una aventura en miniatura" ("A bug's life", 1998).
Ya
pasó un año desde que su padre, con la ayuda de la olvidadiza Dory, encontró a
Nemo, y ahora ella comienza a recordar que tuvo unos padres que pudieran estar
buscándola a ella, así que convence a Nemo y a su padre para que la ayuden a
encontrarlos, embarcándolos en otra emocionante aventura oceánica.
Una
película de lo más normalita (nota: 5), que me decepcionó
porque esperaba más de una de la Pixar. Es blandita y pelín sensiblera, un mero
entretenimiento para toda la familia, sin originalidad pero de sobresaliente
factura técnica, que destila algunas ideas interesantes, como eso de aceptarnos
con nuestras virtudes y defectos, y a hacer de estos una ventaja, sin
avergonzarse de ellos, pues en cierto modo nos hacen únicos e irrepetibles.
También, cosas del tufillo Disney, una loa a lo necesario de la familia para
los individuos descarriados.
Es
el spin-off de "Buscando a Nemo" ("Finding Nemo", 2003),
esta sí muy buena, y a la que remeda sin complejos a la menor oportunidad, y
donde el maravilloso personaje secundario de esta es ahora la protagonista.
Antes un padre buscaba a su hijo, y ahora una hija busca a sus padres. Por
cierto, si vais a verla, no os vayáis de la sala en cuanto comiencen los
títulos de crédito finales, que hay un bonus al final de ellos.
Además,
a modo de telonero, como siempre en los films de la Pixar, se proyectó antes el
corto de animación por ordenador "Piper", de Alan
Barillaro. Piper es un pequeño pollo de ave limícola (un andarríos o
sandpiper), que debe aprender a alimentarse al borde del mar, tiene miedo al
agua, con lo que empieza a pasar hambre. Animado por su madre, deberá
enfrentarse a sus temores. Otra deliciosa joyita Pixar (nota: 10), una
breve miniatura de pura orfebrería, con una técnica de imagen de tal calidad
que casi parecía la misma realidad, a modo de hiperrealista documental de
naturaleza, pues fue sin palabras, y así me dejó, boquiabierto... y mudo. Solo
por sus 6 minutos ya me mereció la pena el pago de la entrada de la sesión
completa.
Bueno,
ya llego al final de mi periplo matutino de hoy, y no me olvido de buscaros
unas citas de sabiduría ajena que os pongo antes de despedirme:
- "Sus hijos no son sus hijos, son los
hijos y las hijas de los anhelos que la vida tiene de sí misma. Vienen a través
de ustedes, mas no de ustedes y aunque vivan con ustedes, no les
pertenecen". (Khalil Gibran).
- "El pez que busca el anzuelo, busca su
duelo". (Refrán).
- "Quien busca, halla". (Refrán).
- "Buscando el bien de nuestros
semejantes, encontramos el nuestro".
(Platón).
Besos
y abrazos,
Don.
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