¡Buenos días!
Calor creciente, como todo hijo bien criado, el que está haciendo en estos últimos días de primavera, tanto, tanto, y tan venido a más, que más pareciese que ya estuviéramos en verano en este soleado día con 34ºC de máxima prevista por los madriles, y subiendo más a cada día que vaya pasando, tanto que podría derretirse el mismísimo cielo... ¡Señor, Señor, qué infernales suplicios nos quedan todavía por padecer!, con los que podremos poner a prueba nuestra resistencia térmica, antes de quedar diluidos en nuestros sudorosos humores. ¡Ja, ja!, que yo me refugio de cuando en cuando en estos matutinos, de los que podría decirse que soy su reconocido padre, y que me aportan reconfortante frescor, al menos mental, sin agobios.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Un buen padre" ("Paternel", 2024), de Ronan Tronchot, y con Grégory Gadebois, Géraldine Nakache, Lyès Salem, Anton Alluin, Jacques Boudet, y Françoise Lebrun. Es la primera película de este director francés.
Un sacerdote católico de un pueblo de Francia, dedicado plenamente a su feligresía, que le quiere y respeta, a la salida de una de sus misas es abordado por una mujer con su hijo de 11 años que le dice que es su hijo biológico. No sabía de ella ni la veía desde hace tiempo, cuando era seminarista y tuvo con ella un fugaz romance. Este hecho hará tambalearse todo su mundo y convicciones. ¿Podrá seguir siendo un buen páter si decide ser un buen padre para su hijo y no solo para su congregación parroquial?... Intentará convencer a sus superiores, que tratan de esconder bajo la alfombra el asunto, de que su vocación sacerdotal es compatible con amar y cuidar de su hijo.
Muy buena película (nota: 7), esta historia amable, bonita y agradable de ver que, además de mostrarnos las rutinas de la vida sacerdotal, tanto las propias de sus ritos espirituales como las más mundanas, reflexiona sobre varias cuestiones en lo que a religión católica se refiere, como las más que evidentes contradicciones, embarradas de hipocresía, de su Iglesia, esa anquilosada institución que va camino de fosilizarse irremediablemente, si es que no lo está ya desde hace siglos. Además, del conflicto interior de su protagonista, que se tortura entre su deber de servicio a su parroquia, su castidad y celibato, y el poder cuidar de su hijo, vamos, del poder conciliar ambas paternidades, la espiritual y la biológica, ¡qué claro que se puede!, salvo en las cerriles mentes de sus prebostes... y también, de refilón, del aborto.
Pues no sé si habré acabado de hacer honor a este matutino con su título, pero llegó el momento de estas buenas citas de sabiduría ajena, para que cada cual tome de ellas, a su albedrío, las mejores enseñanzas:
- "La religión sirve para ayudarnos y consolarnos ante unos problemas que no tendríamos si no existiese la religión". (Jaume Perich).
- "He aprendido a no intentar convencer a nadie. El trabajo de convencer es una falta de respeto, es un intento de colonización del otro". (José Saramago).
- "Mi patria es el mundo, y mi religión hacer el bien". (Thomas Paine).
- "Todos somos ateos respecto a la mayoría de dioses en los que la humanidad ha creído alguna vez. Algunos simplemente vamos un dios más allá". (Richard Dawkins).
Amén. Besos y abrazos,
Don.
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