¡Buenos días!
Os podría contar, y de hecho os lo cuento en estas líneas, la historia de que hoy hace un estupendo día de primavera, en el que se espera una máxima por los madriles de unos 20ºC, con sol y nubes, yendo estas a más, por lo que podrán dejar caer, tal vez, algún vespertino chubasquillo que otro. Pero mejor que dejarnos embaucar por mis chácharas, experimentadlo vosotros mismos saliendo a la intemperie, palique que va saliendo, pedalada a pedalada, tecla a tecla, al ritmo sincopado de mi necesidad de hacerlo.
Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "La historia de Souleymane" ("L' histoire de Souleymane", 2024), de Boris Lojkine, y con Abou Sangare y Nina Meurisse. Es la primera película que veo de este director francés.
Mientras va pedaleando en su bicicleta, incansable, siempre a contrarreloj, por las calles de París para entregar pedidos de comida a domicilio, un joven inmigrante guineano a la espera de que le concedan el asilo en Francia repite como un mantra la historia de lo que le pasó hasta que llegó allí, y que deberá decir en la entrevista que tendrá lugar en un par de días en la que se decidirá si le conceden o no la residencia francesa, y así poder obtener legalmente los papeles. Pero no se siente preparado, teme no saberse lo que trata de aprender afanosamente cuando llegue el momento.
Muy buena película (nota: 7), ganadora de diversos y prestigiosos premios, este muy humano drama social de ritmo trepidante, siguiendo la peripecia vital durante dos frenéticos días de su protagonista, los previos a su crucial entrevista, impactante e impresionante escena final que me conmovió, magnífica manera de acabar una película, que en cierto modo me recordó al requetemagistral tercer capítulo de la magistral e imprescindible serie televisiva "Adolescencia" ("Adolescence", 2025). Es de esas películas que te atrapan desde el minuto uno y no te sueltan hasta el final, sin poder despegarte de la pantalla, narrando sin contemplaciones los hechos, a la par que destila crítica social sobre las políticas migratorias occidentales y su mejorable sistema de asilo y sus incongruencias, así como de la miserable explotación capitalista de los inmigrantes sin papeles.
Y el redondo pedaleo de este matutino no puede llevarme al final a otro sitio que no sea la sabiduría ajena con sus citas, que espero nos interpelen sobre la realidad que nos rodea:
- "Honra igualmente al extranjero que al ciudadano, porque todos somos viajeros esparcidos por la Tierra". (Focílides).
- "El hombre que se muestre solícito y cortés con un extranjero demuestra que es ciudadano del mundo". (Francis Bacon).
- "La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibro hay que seguir pedaleando". (Albert Einstein).
Besos y abrazos,
Don.
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