¡Buenos días!
Asoma el sol por el horizonte, radiante, sin nubes que lo manchen, en este frío amanecer invernal por los madriles (2ºC), pero gracias a él la máxima se elevará muy posiblemente hasta los tibios 13ºC previstos, haciendo que asomemos nosotros también nuestro ser para disfrutarlo, a él y a todo lo que nos quiera traer, tras haber tenido que encerrarme en mi caparazón matutino para tratar de darle forma lo más plásticamente posible.
Este pasado fin de semana estuve en el cine viendo una película de animación, de figuras de plastilina con la técnica de stop-motion. Se trató de "Memorias de un caracol" ("Memoir of a snail", 2024), dirigida por Adam Elliot. Es el segundo largo (tiene varios cortos más), y primero que veo de este director australiano, todos de animación, y es uno de los cinco nominados en su categoría en los próximos Óscar, amén de algún que otro premio más ya recibido.
Australia, años 70. Una inadaptada y muy retraída niña, que se refugia en sí misma cual caracol en su concha, huérfana de madre desde que nació, a la que le gusta criar caracoles y coleccionar figuritas de estos, vive con su padre, postrado en una silla de ruedas, y su hermano mellizo, al que se siente muy unida. Cuando el padre muere, ella y su hermano son separados y adoptados por sendas y muy distantes y disfuncionales familias que viven en ambos extremos del país (y de la sociedad), lo que sume a la niña en una gran angustia y tristeza por la forzada separación, caparazón del que solo le ayudará a salir una extravagante anciana que conoce en la calle tras haber ido a vivir a su nuevo hogar.
Muy buena película (nota: 7) este bonito drama, tierno y conmovedor por momentos, pero no amable, con toques humor negro, macabro incluso... una rareza, como rarita es su protagonista y también lo son las situaciones que va viviendo, cuya vida transcurre de desgracia en desgracia, perdiendo uno tras otro a sus seres queridos, aunque encontrando otros por el camino, con mejor y peor suerte. Historia de gente sola, incomprendida y marginada por la gran mayoría de los demás, pero que al final destila un gran vitalismo, un gran amor por la vida, a pesar de sus muchos pesares y amarguras, y por la buena gente que nos rodea, vida que, tal como se dice en la película, debe ser vivida caminando siempre hacia delante, sin volver atrás, aunque dejando rastro de nuestro paso, como los caracoles. Destila mucha sabiduría vital. Una advertencia, es animación para adultos, aunque puede ser vista por los niños... no demasiado pequeños, por ejemplo, a partir de la preadolescencia, según mi parecer.
Bueno, pues parece que llegó el momento de que al solecito de este matutino algunas escogidas citas de sabiduría ajena asomen desde su concha para iluminarnos las entendederas:
- "He sido un niño pequeño que, jugando en la playa, encontraba de tarde en tarde un guijarro más fino o una concha más bonita de lo normal. El océano de la verdad se extendía, inexplorado, delante de mí". (Isaac Newton).
- "Bajo su caparazón de cobardía, el hombre aspira a la bondad y quiere ser amado. Si toma el camino del vicio, es que ha creído tomar un atajo que le conduciría al amor". (John Steinbeck).
- "Quien busca la felicidad fuera de sí es como un caracol que caminara en busca de su casa". (Constancio C. Vigil).
- "La vida sólo puede ser comprendida hacia atrás, pero únicamente puede ser vivida hacia adelante". (Sören Kierkegaard).
Besos y abrazos,
Don.
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