¡Buenos días!
Estamos de invierno, se supone, que estos sosegados días más parecen de primavera, por ambiente y temperatura, como en esta tibia madrugada (8ºC) y en el resto de jornada que nos espera, con bastantes nubes, sin embargo, lo que no impedirá que el mercurio suba hoy por los madriles hasta los 17ºC previstos, que no son de verano, pero quieren empezar a llegar a él (antes de tiempo), amagando con poner mis mejillas de rojo bermellón amalgamado. Así que no creo que todavía sea estación para ver melón alguno, si acaso el mío propio, el que contiene mis entendederas, que podré ver, por ejemplo, en el reflejo de algún azogado espejo.
Este pasado fin de semana estuve en el cine viendo "Vermiglio" (2024), de Maura Delpero, y con Tommaso Ragno, Giuseppe de Domenico, Roberta Rovelli, y Martina Scrinzi. Es la primera película que veo de esta directora italiana.
Finales de 1944, es invierno, queda poco para que termine la II Guerra Mundial. A Vermiglio, una pequeña localidad en los Alpes italianos, llegan juntos dos jóvenes desertores desde el frente, uno de los cuales es vecino del lugar y el otro es del sur del país, de Sicilia. En la plácida comunidad rural debaten si es conveniente o no tenerlos escondidos por los problemas que les pudiera acarrear tal decisión, alterando su natural tranquilidad. La hija mayor de la numerosa prole del maestro de escuela, prima del primero, se enamorará del forastero.
Película que no acabó de conectar conmigo (nota: 5), a pesar de sus hermosas imágenes y empaque formal, pero su morosidad contemplativa me dejó bastante frío las más de las veces, como si se hubiera quedado anclada en el invierno donde comienza a pesar del transcurso de la historia narrada a lo largo de las cuatro estaciones (con Vivaldi de fondo a ratos). Ni lo narrado ni el modo en como lo hizo me terminó de llegar. Drama costumbrista sobre gente sencilla que bebe de las fuentes del neorrealismo italiano y demás otros manantiales estilísticos propios de ese país. Mirada femenina, entre otras cosas, al deseo femenino, en varias de sus facetas. Podría decirse que es un docudrama pues aunque está interpretada por algunos actores profesionales, la gran mayoría no lo son, son naturales (de la zona), que nos habla de rústica cotidianidad de un modo bastante etnográfico, en parte con maneras bucólicas pero sin esconder la dureza del transcurrir vital.
Ahora unas citas de sabiduría ajena, un tanto amalgamadas de aquella manera, que tal vez nos ayuden a equilibrar nuestra temperatura mental:
- "Es la fiebre de la juventud la que mantiene el mundo y la temperatura normal". (Georges Bernanos).
- "El amor es como mercurio en la mano. Deja la mano abierta y él permanecerá; agárralo firmemente y escapará". (Dorothy Parker).
- "El hombre desdichado busca consuelo en la amalgama de su pena con la pena de otro". (Milan Kundera).
Besos y abrazos,
Don.
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