jueves, 15 de julio de 2021

A mis amados camaradas matutinos

¡Buenos días!

A ellos les informo cada mañana de los hechos cinematográficos que vi la tarde anterior en la sala oscura con pantalla blanca, infiltrado de incógnito en una butaca al azar, para que me indiquen lo que tengo que hacer con ello. Siempre a sus órdenes, sin discutir lo más mínimo... bueno, quizá algo, que soy tan respondón como ellos, siempre pensando que puede haber otras mejores posibilidades. Y del abierto debate, sin cortapisas, sin ser juzgado, como en una buena tormenta de ideas, siempre sale algo mejor que lo que al principio iba a ser impuesto por mis particulares obsesiones. Y llevamos ya unos cuantos días en los que estoy haciendo verdaderas migas con estos suaves días de verano, soleados, frescos en la sombra, y temperaturas muy llevaderas, que a estas alturas ya deberíamos coquetear con la cuarentena de cuando en cuando. Noches que permiten dormir a pata suelta y máxima prevista para hoy de 31ºC por los madriles.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Queridos camaradas" ("Dorogie tovarishchi!", 2020), de Andrei Konchalovsky, y con Julia Vysotskaya, Vladislav Komarov, Andrei Gusev, y Julia Burova. De este veteranísimo director ruso, amén de alguna de sus anteriores películas rodadas en Hollywood en el pasado siglo, había visto dos de sus anteriores, "Paraíso" ("Rai", 2016), y "El cartero de las noches blancas" ("Belye nochi pochtalona Alekseya Tryapitsyna", 2014).

Año 1962. En una ciudad de provincias de la Unión Soviética vive una mujer, miembro del comité local del partido comunista que rige la ciudad. Es una firme defensora de los ideales comunistas y con férrea disciplina desprecia cualquier tipo de disidencia. El 1 de junio, los trabajadores de la empresa estatal de la ciudad se declaran en huelga y convocan continuas manifestaciones, hartos por la drástica bajada de sus salarios y el continuo aumento de los precios de los alimentos básicos, cada vez más escasos. Las autoridades regionales, conminadas por las nacionales, que se niegan a tolerar esto, hacen intervenir al ejército el día siguiente para disolver la revuelta. Hay disparos y se produce una masacre que las autoridades tratan de ocultar a toda costa. Entre los muertos y desaparecidos podría estar la hija de 18 años de la mujer, quien tratará de encontrarla desesperadamente, viva o muerta, jugándose la vida en medio del caos, disipándose sus convicciones ideológicas durante el proceso.

Una muy buena película (nota: 7), rodada en blanco y negro, basada en un suceso real, dura, que te mantiene en tensión creciente, que habla de muchos e interesantes temas, con mucho intríngulis, como de ideologías y fanatismo, de ideales enfrentados a la realidad de cada cual, la intrínseca y la que le rodea, de quitarse la venda de los ojos (si es que se quiere, que la gran mayoría no lo hace), de las miserias de la política y los políticos, más en regímenes totalitarios y represores, de las consignas y slogans que nublan nuestro entendimiento de lo que verdaderamente sucede y nos provocan, en el adoctrinado cerebro, que no veamos lo obvio. Y más.

Ahora unas citas de sabiduría ajena, de las que soy tan amigo y siempre me acompañan, y que tal vez ayuden a que de cuando en cuando nos caigamos del guindo:

 - "Si entre las muchas verdades eliges una sola y la persigues ciegamente, ella se convertirá en falsedad, y tú en un fanático".  (Ryszard Kapuscinski).

 - "Del fanatismo a la barbarie sólo media un paso".  (Denis Diderot).

 - "El mundo se está convirtiendo en una caverna igual que la de Platón: todos mirando imágenes y creyendo que son la realidad".  (José Saramago).

 - "Somos la memoria que tenemos y la responsabilidad que asumimos. Sin memoria no existimos y sin responsabilidad quizá no merezcamos existir".  (José Saramago).

Besos y abrazos,

Don.

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