No
sé muy bien qué creer, enganchado como suelo en el muy recomendable
escepticismo de casi todo, por no ser categórico y decir de todo, ni tampoco
aburriros con la adormidera letanía de su enumeración, sin plegarme a dogma
alguno, o eso creo. Otra mañana en la que el sol se elevará desde el horizonte,
y las temperaturas bastante, hasta los 28ºC de máxima prevista por los
madriles, aunque no tanto como para alcanzar los altares veraniegos de allende
la treintena hasta rondar la febril cuarentena en la cercana canícula que
resucitará, a no mucho tardar, un año más.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo "El creyente"
("La prière"), de Cédric Kahn, y con Anthony Bajon, Damien Chapelle,
Àlex Brendemühl, Louise Grinberg, y Hanna Schygulla. De este director francés,
y también actor, había visto uno de sus anteriores largos, "Una vida mejor" ("Une vie meilleure", 2011).
Para
superar su adicción a la heroína, que casi le mata, un joven ingresa en una
comunidad religiosa aislada, cerca de las montañas alpinas, que se dedica a
rehabilitar a los toxicómanos mediante el recogimiento espiritual, la oración,
el trabajo y el apoyo mutuo. Tras su rechazo inicial al ambiente y
subsiguientes momentos de querer abandonarlo todo, poco a poco irá superando el
duro trance (el mono), deshabituándose de la droga, y enganchándose casi que
con exaltación a la religión, que anteriormente daba de lado. Entretanto,
conocerá a una joven que vive en una granja cercana y de la que se irá
enamorando.
Una
buena película (nota: 6) que en principio podría haberme tirado para
atrás, pero que no me desagradó. A través del protagonista, y sus colegas de
voluntario internamiento, que deja una adicción (a una sustancia física) para
dejarse abrazar por otra (una espiritual), que adormece penas y más, que ya lo
decía Karl Marx, eso de que la religión es el opio del pueblo. Como
conocimiento documental bien está la muestra de los ritos y normas de esa
comunidad religiosa de laicos católicos que cura a base del ora et labora, aunque algo cansino se me
hizo por ese lado. Retrato de gente que llega sola, angustiada, desnortada,
pero que se aferran tanto (demasiado) al confortable calorcito de la
enclaustrada comunidad que les sanó, que luego temen salir afuera a seguir sus
vidas, angustiados ante los presuntos (o muy reales, según el caso) peligros de
allá afuera, recaídas incluidas.
Ahora,
según rezan los cánones de estos matutinos, creo que toca la sabiduría ajena,
razón de más para hacernos preguntas tras sus enseñanzas, o adormecernos, según
cada cual prefiera:
- "Desde la infancia nos enseñan; primero
a creer lo que nos dicen las autoridades, los curas, los padres... Y luego a
razonar sobre lo que hemos creído. La libertad de pensamiento es al revés, lo
primero es razonar y luego creeremos lo que nos ha parecido bien de lo que
razonamos". (José Luis Sampedro).
- "Una creencia no es simplemente una
idea que la mente posee, es una idea que posee a la mente". (Robert Bolt).
- "Reza como si todo dependiera de Dios.
Trabaja como si todo dependiera de ti".
(San Agustín).
Besos
y abrazos,
Don.
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