martes, 4 de junio de 2019

Los matutinos no vienen de París

¡Buenos días!

Ni tampoco los he parido, literalmente hablando, aunque creo que sí metafóricamente, tras haber sido gestados con gran placer, casi diría que orgásmico, por entre los recovecos de mis sinapsis neuronales. Bella época la de la primavera... si se atuviera a lo que esperamos de ella, como por ejemplo no coquetear con el verano que aún no ha llegado... vana esperanza, que sus naturales veleidades son así, y así habrá que aceptarlas, porque la queremos como es y no sería bueno cambiarla. Pues eso, otro día más de verano en primavera, con sol sin tapujos y máxima prevista para hoy de 30ºC, con noches casi que tropicales (19ºC de mínima)... si la humedad de los madriles no fuera tan seca. Seguiremos esperando a que refresque algo.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo una de animación. Se trató de "Dilili en París" ("Dilili à Paris"), de Michel Ocelot. Es el primer largo que veo de los de este veterano director francés.

Dilili es una niña originaria de Nueva Caledonia, de progenitores nativo y francés, o viceversa, que tanto monta, que llega a París a primeros del siglo XX, como ahijada de una rica aristócrata. Intrigada, se pone a investigar, con la ayuda de un amigo, una serie de misteriosas desapariciones de niñas, secuestradas por parte de una oscura organización machista. Durante el curso de sus pesquisas se irá encontrando con lo más granado de las artes, las ciencias y las letras que pululaba por el París de la Belle Époque, quienes le irán facilitando pistas para resolver el enigma.

Película infantil, de loables intenciones, pero que no me dijo gran cosa (nota: 4), y cuyas maneras no me gustaron. Para niños, desde luego que está muy bien, pero a pesar de esporádicos destellos de interés, me pareció naif en exceso, y además toda una propaganda turístico-cultural del París más recurrente, con cierto tufo chovinista. Combina fondos 3D de gran empaque con dibujo de los personajes plano y extremadamente sencillo, simplón a más no poder. Eso sí, la dicción francesa, perfecta para aprender el idioma (si la vierais en versión original, como yo hice).

A través de la asombrada mirada de la lúcida muchachita asistimos a los inicios del gran cambio social que se produjo durante la Belle Époque, donde se revolucionaron las artes y las ciencias, y las mujeres empezaron a ir derribando barreras y empoderándose poco a poco. Se destila un mensaje antirretrógrado, antimachista, antirracista y pro buen rollo.

Ahora recurro a estas citas de sabiduría ajena con la esperanza de que me den las mejores pistas de cara a encontrar el misterio de lo que sea menester:

 - "Para escribir un buen libro no considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes cuando lo escribió, aún no lo había leído".  (Miguel Delibes).

 - "No hay verdad que no haya sido perseguida al nacer".  (Voltaire).

Besos y abrazos,

Don.
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