Ni
tampoco los he parido, literalmente hablando, aunque creo que sí
metafóricamente, tras haber sido gestados con gran placer, casi diría que
orgásmico, por entre los recovecos de mis sinapsis neuronales. Bella época la
de la primavera... si se atuviera a lo que esperamos de ella, como por ejemplo
no coquetear con el verano que aún no ha llegado... vana esperanza, que sus
naturales veleidades son así, y así habrá que aceptarlas, porque la queremos
como es y no sería bueno cambiarla. Pues eso, otro día más de verano en
primavera, con sol sin tapujos y máxima prevista para hoy de 30ºC, con noches
casi que tropicales (19ºC de mínima)... si la humedad de los madriles no fuera
tan seca. Seguiremos esperando a que refresque algo.
Ayer
por la tarde estuve en el cine viendo una de animación. Se trató de "Dilili
en París" ("Dilili à Paris"), de Michel Ocelot. Es
el primer largo que veo de los de este veterano director francés.
Dilili
es una niña originaria de Nueva Caledonia, de progenitores nativo y francés, o
viceversa, que tanto monta, que llega a París a primeros del siglo XX, como
ahijada de una rica aristócrata. Intrigada, se pone a investigar, con la ayuda
de un amigo, una serie de misteriosas desapariciones de niñas, secuestradas por
parte de una oscura organización machista. Durante el curso de sus pesquisas se
irá encontrando con lo más granado de las artes, las ciencias y las letras que
pululaba por el París de la Belle Époque, quienes le irán facilitando pistas
para resolver el enigma.
Película
infantil, de loables intenciones, pero que no me dijo gran cosa (nota:
4), y cuyas maneras no me gustaron. Para niños, desde luego que
está muy bien, pero a pesar de esporádicos destellos de interés, me pareció
naif en exceso, y además toda una propaganda turístico-cultural del París más
recurrente, con cierto tufo chovinista. Combina fondos 3D de gran empaque con
dibujo de los personajes plano y extremadamente sencillo, simplón a más no
poder. Eso sí, la dicción francesa, perfecta para aprender el idioma (si la
vierais en versión original, como yo hice).
A
través de la asombrada mirada de la lúcida muchachita asistimos a los inicios
del gran cambio social que se produjo durante la Belle Époque, donde se
revolucionaron las artes y las ciencias, y las mujeres empezaron a ir
derribando barreras y empoderándose poco a poco. Se destila un mensaje
antirretrógrado, antimachista, antirracista y pro buen rollo.
Ahora
recurro a estas citas de sabiduría ajena con la esperanza de que me den las
mejores pistas de cara a encontrar el misterio de lo que sea menester:
- "Para escribir un buen libro no
considero imprescindible conocer París ni haber leído el Quijote. Cervantes cuando
lo escribió, aún no lo había leído".
(Miguel Delibes).
- "No hay verdad que no haya sido
perseguida al nacer". (Voltaire).
Besos
y abrazos,
Don.
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