martes, 27 de enero de 2015

Risueño matutino en vuelo

¡Buenos días!

Otro matutino más que despega sin problemas, haciendo elevarse sin esfuerzo a mi imaginación, que trata de cazar al vuelo lo que sea menester, y con el que espero disfrutar sobremanera, incluso tratando de reírme de lo que sea, hasta de mí mismo si se tercia. Otro dulce y sonrientemente soleado día de invierno tenemos hoy, con máxima prevista de 12ºC, calorcito que elevará en volandas, cual térmica ascendente, nuestro entusiasmo vital, a pesar de todos los pesares.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "No llores, vuela" ("Aloft"), de Claudia Llosa, y con Jennifer Connelly, Cillian Murphy, y Mélanie Laurent. Es el tercer largo de esta directora peruana, sobrina del Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa, de quien había visto su anterior film, "La teta asustada" (2009).

Una madre con dos hijos pequeños, el menor de los cuales padece una gravísima enfermedad incurable, tras una tragedia familiar abandona a su hijo mayor, dejándolo al cargo del abuelo de éste, y se dedica a su recién adquirida habilidad (de la que hace poco tomó conciencia) de metafísica y esotérica curandera de casos desahuciados por la medicina. Veinte años después, una periodista localiza al hijo, un huraño y afamado cetrero, marcado por la ausencia de su madre desde entonces, con la idea de que le ayude a encontrarla para hacerle un reportaje televisivo, pues ya posee toda una legión de devotos de sus absurdos métodos de cura. Para ello deben viajar a un remoto y desolado lugar del ártico canadiense, justo sobre el círculo polar.

Una película (nota: 4), confusa muchas veces, no sólo por sus muy frecuentes saltos en el tiempo (narrada en dos tiempos alternos), que a pesar de su buena factura técnica, actuaciones y bella fotografía incluidas, apenas nada me dijo, salvo algún que otro suelto momento, pues las tribulaciones de sus tres personajes principales no me interesaron gran cosa, totalmente enredados, salvo momentáneas excepciones, en insondables disquisiciones metafísicas sin sentido (para mí). Tampoco me gustó, básicamente, porque no comulgo lo más mínimo con esa visión místico-esotérica de la vida, sus problemas y el modo de enfrentarse a ellos. A pesar de todos estos pesares, creí vislumbrar que, entre varios otros temas más, trata de, como dice su precioso, poético y sabio título, de romper el cordón umbilical con los traumas del pasado, sin llantos, y volar solo... no sin antes cantar la gallina a la causa de nuestros males anímicos y reconciliarse, al menos con uno mismo, saldando cuentas pendientes.

Ahora algo de (hoy poética) sabiduría ajena, que nos ayude a elevarnos sobre nuestras cuitas, y si es con una sonrisa, mejor que mejor:

 - "Si por la noche lloras por no ver el sol, las lágrimas te impedirán ver las estrellas".  (Rabindranath Tagore).

 - "No te rindas, aún estás a tiempo
de alcanzar y comenzar de nuevo,
aceptar tus sombras,
enterrar tus miedos,
liberar el lastre,
retomar el vuelo.

No te rindas,
que la vida es eso,
continuar el viaje,
perseguir tus sueños
destrabar el tiempo,
correr los escombros
y destapar el cielo. [...]".  (Mario Benedetti).

Besos y abrazos,

Don.
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