lunes, 5 de enero de 2015

Matutinillo la mar de manejable

¡Buenos días!

Otra deliciosa mañanita de soleado y suave invierno, no sé si regalo de Reyes Magos, que parece invitar a la armonía con todo y con todos. Espero no se descontrole, que no lo parece a tenor de las previsiones meteorológicas para días sucesivos. Este matutino no sé si me terminará por quedar tan pequeñito como dice el título, ni tan grande que no pueda gobernarse y acabe por engullirnos cual feroz leviatán. Santa paciencia. Bueno, nada de pasividad, ya veremos cómo me voy manejando con él. Al tran-tran.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Leviatán" ("Leviafan"), de Andrey Zvyagintsev, y con Aleksey Serebryakov, Elena Lyadova, Vladimir Vdovichenkov, y Roman Madyanov. Es el cuarto largo de este director ruso, de quien había visto dos de sus anteriores films: "Elena" (2011), y "El regreso" ("Vozvrashchenie", 2003); el anterior, y con el que debutó, respectivamente.

En una pequeña ciudad a orillas del mar de Barents, al norte de Rusia, vive en una casa a las afueras un mecánico que tiene su taller allí mismo. Ha sido la casa familiar durante generaciones, y vive con su problemático hijo adolescente, fruto de su anterior matrimonio, y su actual bella mujer. El corrupto y mafiosete alcalde está decidido a expropiarle el terreno pagándole una miseria para montar un negocio que le dará pingües beneficios, alegando que será un centro de ocio para la comunidad. Un amigo abogado que vive en Moscú acudirá para ayudarle en sus pleitos contra el alcalde, quien para allanar su camino, empleará métodos más expeditivos.

Una muy buena película esta tragedia con toques de humor negro, en cuyo trasfondo queda retratada la situación socio-política rusa, que nos habla de injusticias por abuso de poder, y de que la jerarquía eclesial (ortodoxa en este caso) se pone del lado del poderoso en lugar de amparar al menesteroso. El leviatán del título, ese monstruo marino todopoderoso que aparece en la Biblia, se refiere más bien al de Thomas Hobbes, a ese tiránico estado absoluto, a ese Dios demonio que devora a los hombres, más fácil cuanto más débiles. No hay más que ver la situación actual por doquier, aquí mismo y allende. ¿Qué está siendo del estado que protege a sus miembros, a todos, con independencia de su condición, y más cuanto más débiles?

Ahora algo de sabiduría ajena, que tal vez nos dé el conocimiento para navegar por nosotros mismos a lomos del monstruo:

 - "Cuando dos hombres desean la misma cosa que no pueden gozar juntos se convierten en enemigos".  (Thomas Hobbes).

 - "La base de todas las sociedades grandes y duraderas ha consistido, no en la mutua voluntad que los hombres se tenían, sino en el recíproco temor".  (Thomas Hobbes).

 - "Una democracia no es en realidad más que una aristocracia de oradores, interrumpida a veces por la monarquía temporal de un orador".  (Thomas Hobbes).

 - "Tomás Hobbes fue materialista, pero lejos de anular el derecho de los príncipes, le amplificaba sin límite alguno, pretendiendo que le tenían para ser obedecidos en cuanto los inspirase su capricho, sin respeto a ley o razón alguna. Esto era consiguiente a su desatinado sistema de que no hay de hombres a hombres otro derecho alguno que el que da la superioridad de la fuerza; y así, muy contra la máxima de suponer tiranos a todos los legítimos príncipes, cualificaba legítimos príncipes a todos los tiranos".  (Benito Jerónimo Feijoo).

Besos y abrazos,

Don.
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