¡Buenos días!
Érase una vez un bonito y
romántico idilio que mantenía cada mañana con mis hadas y ninfas en este
entorno matutino, que no sé cómo terminará, pero por mi parte intentaré que sea
de modo feliz, sin comerme ninguna perdiz, que me parecen unos pájaros
preciosos y no pienso alimentarme de ellos. Desde hace tres días ya estamos de
verano de calendario, quien todavía no nos abrasa con sus tópicos cuentos de
calor agobiante de más de 35ºC. Es más, hoy dejará caer tormentas y tal vez sus
rayos y centellas, a modo de varita mágica, nos concedan algún deseo de un
suave y dulce verano. Ya veremos, no seamos ingenuos. De momento, para hoy, máxima
prevista de 25ºC ... deseo cumplido que espero no se nos esfume o evapore
demasiado pronto a base de ardoroso calor aún por venir.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Un cuento francés" ("A bout
du conte"), de Agnès Jaoui, y con ella misma, Jean-Pierre Bacri (ambos,
además de cónyuges en la vida real, son los coguionistas), Agathe Bonitzer, y
Arthur Dupont. Es el cuarto largo como directora de esta también actriz,
guionista, y cantante, de quien había visto sus tres anteriores, siempre en
comandita con su pareja: "Háblame de la lluvia" ("Parlez-moi de
la pluie", 2008),
"Como una imagen" ("Comme une image", 2004),
y "Para todos los gustos" ("Le goût des autres", 2000).
Érase una vez una joven de
24 años que creía en encontrar el gran amor de su vida, y que descubriría a su
príncipe azul en las señales del destino; y un joven que creía en su talento
como compositor pero que no creía mucho en sí mismo; y un hombre que no creía en
nada hasta el día en que una vidente le vaticinó la fecha de su muerte y
entonces, a su pesar, se puso a creer en eso, más conforme se acercaba el día;
y varios otros más con sus particulares creencias, interactuando entre todos
ellos.
Una buena película, a pesar
de algunas irregularidades, pues me pareció a ratos algo liosa, aunque tuvo
muchos momentos de humor que me hicieron reír a conciencia, pues ponían de
relieve los absurdos de nuestras existencias, especialmente enfocados hacia el
amor y nuestras creencias (mitificadas o descreídas, sobre el amor o todo lo
demás), absurdas, pero necesarias a modo de autoengaños para mejor pasar el
trago de nuestros eventuales sinsabores vitales. De cuando en cuando, casi como
quien no quiere la cosa, se ven pinceladas imbricadas de populares y muy
clásicos cuentos de hadas (Cenicienta, Blancanieves, La bella durmiente,
Caperucita roja, etc.), como si esas situaciones las vivieran los protagonistas
como parte de sus, a veces, atribuladas vidas.
Y colorín colorado, a la
sección de sabiduría ajena hemos llegado:
- "La vida es un cuento narrado por un
idiota, lleno de sonido y furia que nada significa". (William Shakespeare).
- "La fe puede ser sucintamente definida
como una creencia ilógica en que lo improbable sucederá". (Henry-Louis Mencken).
- "El amor es como los columpios, casi
siempre empieza siendo diversión y casi siempre termina dándonos
náuseas". (Enrique Jardiel
Poncela).
- "Al cabo de los años he observado que
la belleza, como la felicidad, es frecuente. No pasa un día en que no estemos,
un instante, en el paraíso". (Jorge
Luis Borges).
- "Al fin y al cabo, somos lo que hacemos
para cambiar lo que somos".
(Eduardo Galeano).
Besos y abrazos,
Don.
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