miércoles, 12 de junio de 2013

Si los matutinos quieren ...

¡Buenos días!

... ¡y ojalá que quieran! ... es más, eso ni se duda, que siempre desean el bien de todos y cada uno de los que nos acercamos a ellos, como inocentes niños acercándonos, como mis adoradas hadas y ninfas hacen conmigo, a las que dejo revolotear juguetonas y sin malicia por entre mis entendederas ... ¡y si ellas quieren siempre será así! ... y ojalá sigan del mismo modo estos días de ya casi rendida primavera, de máximas rondando los 30ºC, incluso más allá del cercano solsticio, pero la cruda realidad meteorológica seguro nos asfixiará algún día que otro con calor intransigente en el apogeo veraniego por llegar. Aguantaremos, que pronto pasará, que absolutamente nada es eterno, que todo fluye, que decía con gran razón Heráclito.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "Inch'allah" -que en árabe significa "si Dios quiere", y es el evidente origen etimológico de nuestro "ojalá"-, de Anaïs Barbeau Lavalette, y con Evelyne Brochu, Sabrina Ouazani, Sivan Levy, y Yousef Sweid. Es el segundo largo, y primero que veo, de esta muy guapa directora canadiense.

Una joven ginecóloga extranjera que trabaja para la ONU en Israel, desde allí todos los días se desplaza, atravesando férreos controles, a su centro de trabajo, un destartalado ambulatorio de un campo de refugiados palestino, donde atiende a mujeres embarazadas. Tiene una especial amistad con una vecina suya, joven soldado del ejército israelí, y también con una de sus pacientes y su familia. A medida que va intimando con esta gente y va viviendo experiencias durante el conflicto, se irá implicando cada vez más en él.

Una buena película, un drama que, a pesar de su dureza en algunos momentos, en los que se hacía algo incómodo de ver (siempre podía haber mirado para otro lado), no acabó de emocionarme del todo. En este film no se trata de justificar deplorables actos de ambos bandos de este enquistado conflicto, sino de intentar de entender el porqué se hace lo que se hace, y tal vez así pueda escaparse de esta imbécil espiral ... ¡ojalá! ... ferviente deseo en el que, aunque los contendientes lo metan como excusa de por medio, el inexistente Dios nada tiene que ver ni hacer. Hace un par de años vi otro film canadiense sobre el tema, que me maravilló, la portentosa "Incendies" (2010), de Denis Villeneuve, y que os recomiendo muy pero que muy encarecidamente.

Ahora algo de sabiduría ajena, que ojalá cale en todos para no dejarnos arrastrar tan fácilmente por descerebrados arrebatos de ira que se retroalimentan:

 - "¡Ojalá Dios me diera una clara señal! Como hacer un gran depósito a mi nombre en un banco suizo".  (Woody Allen).

 - "Dios está en todas partes... Y, a fin de cuentas, está siempre con los que tienen mucho dinero y multitud de armas".  (Jean Anouilh).

 - "Todas las guerras son santas. Os desafío a que encontréis un beligerante que no crea tener al cielo de su parte".  (Jean Anouilh).

 - "Lo maravilloso de la guerra es que cada jefe de asesinos hace bendecir sus banderas e invocar solemnemente a Dios antes de lanzarse a exterminar a su prójimo".  (Voltaire).

 - "Antes de juzgar al prójimo, pongámosle a él en nuestro lugar y a nosotros en el suyo, y a buen seguro que será entonces nuestro juicio recto y caritativo".  (San Francisco de Sales).

 - "Yo amo, tú amas, el ama, nosotros amamos, vosotros amáis, ellos aman. Ojalá no fuese conjugación sino realidad".  (Mario Benedetti).

Supongo que Benedetti se refiere tan sólo a la conjugación verbal, porque ojalá, ¡qué utópico parece!, hubiese una amorosa conjugación de toda la humanidad.

Besos y abrazos,

Don.
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