miércoles, 20 de marzo de 2013

Matutinos de pesca

¡Buenos días!

Hoy al mediodía entraremos en la primavera con ilusiones renovadas, ya olvidados los ásperos rigores invernales en este soleado día que invita a disfrutarlo, y te hace olvidar pasados llantos, como los de las grises nubes de ayer, encarando animosamente lo que esté por venir, que habrá que cazar al vuelo, como estos desvaríos que plasmo en los matutinos cada mañana, que suelo pescar en la buena piscifactoría que es una recogida sala de cine, donde es fácil capturarlas con la caña de un buen film.

Como el que vi este pasado y algo más largo fin de semana. Se trató de "Días de pesca en Patagonia", de Carlos Sorín, y con Alejandro Awada y Victoria Almeida, los dos únicos actores profesionales entre varios otros que no, costumbre habitual en los films de este director, de quien he visto la mayoría de ellos, en concreto, "El gato desaparece" (2011), "La ventana" (2009), "Bombón, el perro" (2004), e "Historias mínimas" (2002), su mejor película para mí.

Un cincuentón, viajante de comercio, ex-alcohólico, como parte de su tratamiento de desintoxicación decide iniciarse en el hobby de la pesca, para lo que en sus vacaciones se dirige desde Buenos Aires a un remoto pueblo patagónico (Puerto Deseado) a pescar tiburones, y tratar de reorientar su vida, yéndose de paso a visitar a su hija, de quien hace muchos años que no sabe nada, y que vive precisamente por allí.

Una muy buena película, otra historia mínima de este director con el trasfondo de los ásperos paisajes patagónicos, y con algo de road movie, en la que el personaje principal va congeniando con los que se encuentra por su camino. Pero esta vez, él busca repescar el afecto de su hija, a la que perdió en una adicción que todo destruyó en su derredor, y que le rehúye, pero trata de morderle, cual tiburón acorralado en la cubierta tras ser pescado. Lo mejor de la película me pareció el sutil desenlace, lleno, como en todo su metraje, de pequeños detalles, silencios y miradas, con su puntito de ambigüedad, según quiera verlo cada espectador, en el que el bisoño y derrotado pescador parece contentarse con el desarrollo del lance, independientemente del resultado de la pesca.

Ahora algo de sabiduría ajena, de esa que se ha dejado pescar en la azarosa redada que lancé al viento:

 - "Pescador de anzuelo, a casa va con duelo".  (refrán).

 - "Pescador de caña, más come que gana; y si ventura le viene, más come que tiene".  (refrán).

 - "La soledad también es un tipo de hambre. Hambre de calor y afecto. Y esta hambre es mucho más difícil de saciar que el hambre de un pedazo de pan".  (Madre Teresa de Calcuta).

 - "Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca".  (Ovidio).

 - "Hay derrotas que tienen más dignidad que la victoria".  (Jorge Luis Borges).

 - "Mientras tenemos un deseo, tenemos una razón de vivir. La satisfacción es la muerte".  (George Bernard Shaw).

Besos y abrazos,

Don.
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