lunes, 11 de marzo de 2013

Las flores de los matutinos

¡Buenos días!

Como bien sabéis éstas son mis bien amadas hadas y ninfas, que alegran y embellecen todo lo que les rodea, incluido a mí mismo, a la par que me cuidan, como hago yo con ellas. Además, aunque estemos todavía de invierno de calendario, que en breve se nos irá, ya asoman las vegetales por las verdes praderas, gracias a las lluvias que todavía siguen cayendo en esporádicos chaparrones, haciendo que barruntemos la primavera, por dentro y por fuera, ronroneando por doquier, haciendo que la sintamos a flor de piel.

Este fin de semana estuve en el cine viendo "Las flores de la guerra" ("Jin ling shi san chai"), de Zhang Yimou, y con Christian Bale, Ni Ni, y Xinyi Zhang-Shu. Está basada en la novela homónima de Geling Yan, a su vez inspirada en hechos reales. Del excelso, y admirado por mí, Zhang Yimou había visto hasta ahora la mitad de sus films, todos conteniendo más o menos momentos de una hermosura que desarma, en concreto, "Amor bajo el espino blanco" ("Shan zha shu zhi lian", 2010), "Una mujer, una pistola y una tienda de fideos chinos" ("San qiang pai an jing qi", 2009), "La maldición de la flor dorada" ("Man cheng jin dai huang jin jia", 2006), "La casa de las dagas voladoras" ("Shi mian mai fun", 2004), "Hero" ("Ying ziong", 2002), "Happy times" ("Xingfu shiguang", 2000), "El camino a casa" ("Wo de fu qin mu qin", 1999), "Ni uno menos" ("Yi ge dou bu neng shao", 1999), y "La linterna roja" ("Da hong deng long gao gao gua", 1991).

En 1937, cuando la ciudad de Nanking (o Nanjing) es atacada y arrasada por las tropas japonesas durante la 2ª guerra chino-japonesa, llega a una iglesia católica de la ciudad, para enterrar al sacerdote muerto, un empresario norteamericano de pompas fúnebres, un oportunista que trata de hacer negocio con las miserias de la guerra. Se ve allí atrapado junto a un grupo de niñas adolescentes, alumnas del cura, y luego, además, junto con un grupo de prostitutas que acuden allí a refugiarse. Sin comerlo ni beberlo, se verá en la tesitura de hacer de protector de ambos grupos de mujeres, simulando ser el sacerdote, ante el cruel asedio de las tropas japonesas.

Una muy buena película, emotiva y conmovedora, por momentos sublime, todo un drama personal con ribetes épicos, que sobre el trasfondo de una de las más crueles batallas de la historia reciente de la humanidad (unos 300.000 muertos y 20.000 mujeres violadas en pocas semanas), nos narra como un grupo de gente ordinaria, de esa que nunca pensarías que pondría en riesgo su propia vida para proteger a los más inocentes, saca sus instintos de amor y sacrificio de no se sabe donde para ayudar a otros. Aun conteniendo escenas bélicas de gran violencia y realismo, con muchas similitudes con un excelente y sobrecogedor film chino visto hace pocos años, "Ciudad de vida y muerte" ("Nanjing! Nanjing!", 2009), de Lu Chuan, centra su punto de vista, básicamente femenino, en un grupo de mujeres, niñas, y extranjero, atrapados en una guerra, y de como de ese entorno horroroso surgen islas de belleza, sensualidad y alegría.

Sin embargo, buena parte de los momentos épicos me chirriaron (la épica y yo no estamos bien avenidos), que coqueteaban con el panfleto propagandístico nacionalista, eso sí, bastante diluido y edulcorado por la maestría de este director que siempre cuaja sus films de escenas de una arrobadora belleza, delicadeza y sutileza.

Ahora os dejo con algo de sabiduría ajena, que seguro embellece nuestra aguerrida existencia:

 - "Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la primavera".  (Pablo Neruda).

 - "No porque arranques sus hojas a una flor, cogerás su hermosura".  (Rabindranath Tagore).

 - "Dichosísimo aquel que corriendo por entre los escollos de la guerra, de la política y de las desgracias públicas, preserva su honor intacto".  (Simón Bolívar).

 - "El amor es lo más parecido a una guerra, y es la única guerra en que es indiferente vencer o ser vencido, porque siempre se gana".  (Jacinto Benavente).

 - "Poetas, nunca cantemos
la vida de un mismo pueblo,
ni la flor de un solo huerto.
Que sean todos los pueblos
y todos los huertos nuestros".  (León Felipe).

Besos y abrazos,

Don.
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