viernes, 11 de enero de 2013

Para mis matutinos: en ocasiones os veo

¡Buenos días!

Me manifiesto ante ellos admirador de su mundo, que en parte doy forma, y en parte me moldea, y a los que en ocasiones, siempre, veo a través de neblinas de realidad, especialmente en días como estos, en los que las espesas nieblas y sutiles neblinas que nos envuelven dan un aspecto fantasmagórico a todo lo que nos rodea, especialmente en la oscuridad de las tarde-noches y madrugadas, aportándonos, como decía ayer, una nueva mirada a nuestro entorno, distinta, especial.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo un film de animación, compartiendo las técnicas del stop-motion y las del ordenador. Se trató de "El alucinante mundo de Norman" ("ParaNorman"), de Chris Butler y Sam Fell. No había visto nada anterior de estos directores, pero la productora de este film es la misma que también hizo una maravilla que os recomiendo: "Los mundos de Coraline" ("Coraline", 2009), de Henry Selick.

Un niño solitario, incomprendido, bastante friki, que tiene la facultad de ver los espíritus de los muertos, recibe por ello las constantes burlas de sus compañeros y del resto del vecindario de la población en la que vive. Pero debido a una maldición de hace más de 300 años, el pueblo se verá asediado por los zombis, y nuestro protagonista, gracias a su extraña facultad, tendrá que luchar contra los zombis, la bruja ... y la histérica estupidez de las temerosas hordas de sus conciudadanos, que se comportan casi peor que los zombis, para tratar de liberar a todos de la maldición.

Una muy buena película, de las de miedito, muy divertida, de humor negro, inteligente y de las que deja un poso de reflexión. Recomendable para adultos aficionados al género, adolescentes y niños tirando a mayorcitos. Por eso del incomprendido niño friki me recordó a otro film similar visto hace pocos meses, "Frankenweenie", de Tim Burton.

Una historia sobre comprender y aceptar al diferente, que todos en una u otra ocasión, en uno u otro momento, así somos o nos hemos sentido. Que no hay nadie que no sea un raro, es decir, distinto al de al lado, en uno u otro sentido, y que no tenga una interesante cualidad que le caracteriza. Y también sobre la violenta imbecilidad, pura consecuencia del inconsciente e irreflexivo miedo cerval, de los humanos cuando nos unimos en borregada para expulsar, cuando no exterminar, al que creemos diferente, cuando todos lo somos, según el caso, como ya dije. Si fuerais a verla, no os vayáis de la sala hasta el final-final de los créditos, que hay un pequeño bonus.

Bueno, ahí os dejo unas citas de sabiduría de amplio espectro, de variados espíritus creadores:

 - "La multitud, como el mar, es por sí misma inmóvil, es tranquila o procelosa, según sean los vientos o las auras que las conmuevan".  (Tito Livio).

 - "Por el solo hecho de formar parte de una multitud, desciende, pues, el hombre varios escalones en la escala de la civilización".  (Gustave Le Bon).

 - "La muchedumbre es juez despreciable".  (Cicerón).

 - "La multitud, cuando ejerce su autoridad, es más cruel que los tiranos de Oriente".  (Sócrates).

 - "Primero vinieron a buscar a los comunistas y no dije nada porque yo no era comunista. Enseguida vinieron por los judíos, y no dije nada porque yo no era judío. Después vinieron por los sindicalistas, y no dije nada porque yo no era sindicalista. Luego vinieron por los católicos, y no dije nada porque yo era protestante. Luego vinieron por mí, pero ya era tarde, pues no quedaba nadie que dijera nada".  (Martin Niemöller).

 - "La tolerancia significa enterarse cada cual de que tiene frente a sí a alguien que es un hermano suyo, quien, con el mismo derecho que él, opina lo contrario, concibe de contraria manera la felicidad pública".  (Antonio Maura).

Besos y abrazos,

Don.
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