jueves, 24 de enero de 2013

Matutino prohibido

¡Buenos días!

Tan sólo, quizás, en el sentido de que cuanto más me los prohíba, virtual y retóricamente hablando, más me apetece volver a ellos, si es que tal cosa fuera posible (lo de superar mis habituales anhelos). Desde luego, lo que jamás me permito es renunciar a ellos y sus circunstancias. Por lo demás, en estos días, el invierno no se niega a manifestarnos ninguna de sus virtudes, expresando toda su intensidad sin cortapisas, especialmente esa desazón térmica que nos hace poner la piel de gallina, no sé si de frío o también de pura emoción por vaya usted a saber qué.

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo la película portuguesa "Tabú" ("Tabu"), de Miguel Gomes, y con Teresa Madruga, Laura Soveral, Ana Moreira, Carloto Cotta, y Henrique Espírito Santo, entre otros varios y desconocidos (para mí) actores más.

Una anciana señora que vive en Lisboa, y con ramalazos de demencia senil, es cuidada por una criada originaria de Cabo Verde y una mística vecina preocupada por causas sociales. A la muerte de la anciana, las otras dos descubren con hierática sorpresa su enigmático pasado, cuando de joven era una pudiente hacendada en Mozambique que se casó y quedó embarazada, y justo en ese momento se enamoró perdidamente de un vividor que por allí pasaba (recíproco sentimiento).

Este film de amores pasionales rompiendo tabúes en una especie de tropical paraíso perdido (en su segunda parte), recuerda por su resuelta protagonista y sus amores africanos de juventud a "Memorias de África" ("Out of Africa", 1985) de Sydney Pollack, pero sólo en esto. Está rodado en blanco y negro y es casi mudo, en su segunda parte, salvo por el narrador, y bastante lacónica en su primera parte. El film fue todo un soporífero plomo, un pestiño bastante infumable, salvo algunos brevísimos destellos en su segunda parte, con demasiados coqueteos con la vacua pretenciosidad, los suficientes para pasarse de rosca.

Ahora os permito acceder a este trocito de cielo que es la sabiduría, con unas pocas citas ajenas:

 - "Fruta prohibida, más apetecida".  (refrán).

 - "Nada nos puede impedir sentir esta maravillosa felicidad de ser preferidos a otros".  (André Maurois).

Acabando, por supuesto, con un extracto de la letra (traducida) de esa maravillosa canción de Sade Adu, como todas las suyas, que es "The sweetest taboo", plena de sutil, exquisita y sensual lascivia que lo dice todo:

 - "[...] Tú me das el más dulce de los tabúes
Demasiado bueno para mí
Hay una tranquila tormenta
Que jamás antes sentí así
Y eres tú
[...] Dándome algo que es tabú
[...] Tú me das el más dulce de los tabúes
Es por esto por lo que estoy enamorada de ti
[...] Haría lo que fuera por ti, aguantaría bajo la lluvia
Cualquier cosa que quieras de mí, pero no dejes que se vaya (este tabú)
[...] ¿Seguirás amándome
Y sacando lo mejor de mí?".  (Sade Adu).

Besos y abrazos,

Don.
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