jueves, 7 de agosto de 2014

Magnetismo matutino

¡Buenos días!

No me voy a andar por las ramas, la sugerente atracción que siento por estos matutinos y que hace que casi siempre me arrime a ellos, y a toda su familia de hadas y ninfas, sin saber muy bien por qué, o sí, ha vuelto esta mañana a hechizarme de nuevo, aprovechando las oníricas nebulosas, plenas de legañas, en que todavía me encontraba cuando empezó a tirar inapreciablemente de mí. Los rigores veraniegos, no excesivamente fuertes, sin embargo, siguen atraídos por los madriles y aquí siguen (máxima prevista para hoy de 35ºC).

Ayer por la tarde estuve en el cine viendo "El árbol magnético", de Isabel Ayguavives, y con Andrés Gertrudix y Manuela Martelli. Es el debut en el largo de esta directora española.

Un joven regresa a Chile por unos días, tras muchos años fuera, pues sus padres emigraron cuando él era niño, para ver a su familia (tíos y primos), que se reúne en la vieja casa de campo familiar en que todos pasaban sus veranos, y que va a ser puesta en venta. Por allí cerca hay un árbol que dicen que es magnético, pues atrae coches. Durante su estancia, se despertarán en él melancólicos recuerdos casi olvidados, así como también ciertos afectos por él en una ensimismada joven criada por unos tíos suyos, aunque no es su prima.

Una muy buena película, con la que al principio no enganchaba, pero que luego me atrapó, de atmósfera nostálgica y ensimismada, especialmente la respiran sus dos personajes principales, y pleno de sutileza, intimidad y natural cotidianidad familiar, que sucede plácidamente ante nosotros durante el fin de semana veraniego en que se juntan. Casi da la sensación de que formas parte de esa reunión; reuniones familiares en las que se rememora el pasado, sus raíces, pero también se deja entrever que hay que seguir adelante y dar por terminadas etapas, mirando cual rama al cielo. El árbol, amén de aparecer dos veces en el film, podría ser la encarnación de la familia y sus invisibles lazos que tiran de nosotros sin saber muy bien por qué, o la de personas concretas que nos atraen especialmente, muy especialmente.

Ahora algo de sabiduría ajena, que seguro nos atrae o empuja a ser mejores:

 - "La esperanza es un árbol en flor que se balancea dulcemente al soplo de las ilusiones".  (Severo Catalina).

 - "Deberíamos vivir tantas veces como los árboles, que pasado un año malo echan nuevas hojas y vuelven a empezar".  (José Luis Sampedro).

 - "Las caricias son tan necesarias para la vida de los sentimientos como las hojas para los árboles. Sin ellas, el amor muere por la raíz".  (Nathaniel Hawthorne).

 - "La belleza que atrae rara vez coincide con la belleza que enamora".  (José Ortega y Gasset).

Besos y abrazos,

Don.
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