¡Buenos días!
Los entiendo perfectamente y
no me suponen problema de difícil solución, así que tampoco tengo que trabajar
laboriosamente para descifrarlos de mi mente y trasladarlos a este papel
virtual desde el que todos podéis disfrutar de ellos, como yo hago en estos
momentos matutinos que me proporcionan parte de mi agradable devenir vital. Hoy
ya ha bajado la temperatura (máxima prevista para hoy de 20ºC) y algunas gotas
de lluvia sueltas ya han tintineado, y como seguirá lloviendo los próximos días
a chaparrones tormentosos, serán tantas que será difícil recomponer el puzle
acuoso.
Ayer por la tarde estuve en
el cine viendo "Nueva vida en Nueva York"
("Casse-tête chinois"), de Cédric Klapisch, y con Romain Duris,
Audrey Tautou, Cécile de France, y Kelly Reilly. De este director tan sólo
había visto una de sus anteriores películas, "Una casa de locos"
("L'auberge espagnole", 2002),
que es la primera de la trilogía que seguía con "Las muñecas rusas"
("Les poupées russes", 2005), que no vi, y acaba con la que glosaré
hoy.
Nuestro protagonista, que en
la primera de la trilogía disfrutaba de una beca Erasmus en Barcelona y se
divertía despreocupadamente como cualquier joven, con sus amores y desamores de
por medio, ahora tiene casi cuarenta años y su vida se enreda cada vez más y no
acaba de sentar la cabeza, aunque vive junto a una de sus compañeras de
Erasmus, con la que tiene dos hijos. Ella, cuando se entera de que él ha cedido
su semen para que una amiga lesbiana de ambos pueda ser madre, le deja por otro
y se lleva los niños a Nueva York. Como no quiere perder contacto con ellos, se
traslada allí también mientras trata de terminar su tercera novela, trabajando
en lo que sea para poder mantenerse.
Una muy buena película, de
la que me gustó mucho su modo de contar las cosas, sobre todo al principio. Una
muy agradable comedia romántica, políglota, como la primera de la saga que vi,
que toca alegremente muchos temas, como divorcio, maternidad gay (o paternidad
lesbiana), inmigración ilegal y trabajo en negro, globalización, etc., todo
como telón de fondo de los amores y desamores del errante protagonista, bien
arropado por las tres mujeres de su vida, su primer amor, su confidente y su esposa,
tratando de rehacer sus vidas, de seguir adelante a pesar de los imprevistos
vitales, con un enfoque de relatividad de los problemas que se van presentando,
ni más ni menos complicados de resolver que los del resto de la gente.
Ahora algo de sabiduría
ajena para ayudarnos con los enigmas vitales:
- "No hay ningún viento favorable para el
que no sabe a que puerto se dirige".
(Arthur Schopenhauer).
- "Los primeros cuarenta años
proporcionan el texto; el resto de la vida, los comentarios". (Arthur Schopenhauer).
- "Para escribir un buen libro no
considero imprescindible conocer París ni haber leído "El Quijote".
Cervantes, cuando lo escribió, aún no lo había leído". (Miguel Delibes).
- "Lo malo del amor es que muchos lo
confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se
encuentran con que se han casado".
(Groucho Marx).
- "Tened el valor de
equivocaros". (Friedrich Hegel).
Besos y abrazos,
Don.
_____
No hay comentarios:
Publicar un comentario